"EL OBSERVATORIO"
Columna de opinión en El Diario del Fin del Mundo
Gracias a la oportunidad que me dio el querido y recordado Roberto Cabezas, propietario de de El Diario del Fin del Mundo, durante un largo tiempo escribí una columna de opinión sobre Antártida y su importancia en términos socioeconómicos y geopolíticos para Tierra del Fuego.
COMPILADO DE NOTAS
El Observatorio – 6 de mayo de 2003
Daniel Leguizamón
Un colega y analista extranjero me señaló en cierta oportunidad, que el gran problema de los argentinos es que tenemos una marcada tendencia a re-accionar en vez de accionar. Es decir que esperamos que los problemas se nos instalen para recién empezar a abordarlos y que no tenemos la disciplina, ni asumimos la responsabilidad de preverlos con el tiempo suficiente, ni consideramos una "inversión" impulsar las acciones necesarias para evitar consecuencias indeseadas...
De esta forma, cuando el problema ya está instalado es mucho más difícil, costoso y traumático resolverlo, y en algunos casos, las consecuencias puede resultar irreversibles.
Creo que este es un excelente punto desde donde sentar una postura conceptual: Accionar versus re-accionar.
Accionar nos obliga a ponernos por delante de las circunstancias. Y para ello es imprescindible aplicar materia gris en la tarea de prever los distintos escenarios que pueden presentarse a futuro.
Si nos tomamos la tarea de espiar algunas proyecciones de Tierra del Fuego veremos que enfrentamos desafíos titánicos de aquí a los próximos veinte años o treinta años.
Salvo una catástrofe de magnitud, sea esta social o natural, las proyecciones estadísticas, en cualquier escenario más o menos normal tienden a un crecimiento demográfico sostenido para Tierra del Fuego.
Las cifras del INDEC pronostican prácticamente una duplicación de la población actual para mediados de la próxima década. Y si observamos la curva de crecimiento, veremos que otro tanto habrá de registrarse entre 1995 y el 2005/7.
A esta altura, a nadie escapa que este crecimiento se traduce automáticamente en mayores demandas sociales que plantean dos desafíos centrales y extremadamente exigentes para Tierra del Fuego: 1º Generar recursos suficientes para financiar en tiempo y forma las responsabilidades esenciales del Estado a partir de un sostenido incremento de la demanda en matrícula escolar, salud, seguridad, justicia, infraestructura, vivienda, servicios, etc. y 2º Responder a la mayor demanda laboral.
En un contexto mundial globalizado, ultracompetitivo y donde la barrida tecnológica devora puestos de trabajo y con un escenario nacional que no aporta solidez y coherencia necesaria, la problemática que enfrenta Tierra del Fuego es en extremo preocupante.
Para tomar dimensión de la naturaleza y magnitud de este fenómeno local, basta con preguntarnos como haría EEUU, Alemania, Japón, etc., o para manejarnos en un plano más doméstico: la provincia de Buenos Aires o Córdoba para resistir una duplicación poblacional cada 10/15 años...
Probablemente ninguna escuela económica tenga recetas para afrontar semejante desafío en forma no traumática. Y por otro lado, tenemos la obligación de advertir que las poblaciones que registran elevadas tasas de crecimiento demográfico sin un contexto económico-productivo expandible en la medida de la demanda, no son precisamente las más prósperas de la tierra...
La tarea entonces de los futuros gobiernos lejos va a estar de limitarse a "administrar" una provincia con presupuesto generoso como pudo haber funcionado en el pasado, sino que inexorablemente van a verse obligados a desarrollar una ingeniería económico-productiva altamente exigente para hacerse de los recursos indispensables, tanto para atender las tareas básicas del estado, sin degradar la calidad de vida, como para dar satisfacción al horizonte de realización individual y colectiva a que aspira la comunidad a partir del trabajo.
Un panorama tan delicado reclama imperativamente un profundo cambio de enfoque por parte de las estructuras sociales, económicas y políticas de Tierra del Fuego.
Día que pasa sin asumirlo, día que perdemos para comenzar a instrumentar respuestas acertadas.
Coincidiremos entonces que si como sociedad coherente, adoptamos consciente y decididamente la opción de "ACCIONAR", ya sea para evitar situaciones traumáticas, o por la simple y genuina vocación de consolidar una sociedad medianamente próspera, es imprescindible tomar en cuenta que muchas cosas deben cambiar.
Esta toma de conciencia ya implica un buen principio, que nos va a permitir, por ejemplo, redefinir muchas actitudes y revalorizar determinadas potencialidades. Seguramente el ejercicio de mirar lo que nos espera por delante nos va a permitir enfocar mayor número de neuronas y voluntades en la búsqueda de soluciones específicas, en vez de malgastar energías individuales o sociales en causas estériles.
Desde esta columna iremos analizando en próximas entregas cuál es el rol que le cabe y hasta donde pueden responder determinadas actividades como el turismo o la actividad logística-científica nacional e internacional en la Antártida, previo un exhaustivo análisis de los escenarios previsibles, a fin de asociar la respuesta de cada una de estas actividades a los requerimientos puntuales de la provincia.
El Observatorio – 13 de mayo de 2003
Daniel Leguizamón
Grandes interrogantes y desafíos de la sociedad fueguina
En la nota anterior comenzamos a analizar algunas proyecciones para Tierra del Fuego que, a poco de andar, ya producen cierto escalofrío.
¿Cómo hace una sociedad para resistir la duplicación de su población cada 10/15 años y mantener simultáneamente un determinado estándar de vida, sin articular un sistema económico-productivo que sostenga tal crecimiento? Imposible.
Peor aún...¿Cómo puede hacerlo Tierra del Fuego en un contexto donde la actividad "industrial", que fuera no sólo el motor principal de la economía en recientes "épocas doradas", sino responsable de generar y alimentar a un amplio y próspero entorno económico dependiente y asociado, está hoy herida de muerte, al menos en los términos y condiciones en que se sustentó en el pasado?
A diferencia de sistemas económicos con una tasa de crecimiento estabilizada, en los cuales los excedentes de la renta pública y privada se vuelcan a una mejor calidad de vida, en Tierra del Fuego, al año 2020 y más, ninguna administración de gobierno va a gozar de un contexto demográfico estabilizado, por lo cual siempre se estará en una extenuante carrera contra el tiempo y las circunstancias para satisfacer las demandas sociales en materia de presupuesto público y generación de empleo, además de otras necesidades básicas de la población.
Perder o rezagarse en esta carrera, significa nada mas y nada menos que la degradación progresiva de la calidad de vida, de la calidad educativa y sanitaria, aumento del desempleo, marginación, adicciones, incremento de los llamados "casos sociales" y como correlato, aumento de la violencia, del delito, de conflictos sociales y otros síntomas asociados, como la ominosa irrupción "hambre" en Tierra del Fuego, algo totalmente impensado desde la despreocupada visión cortoplacista de hace sólo unos años atrás...
En base a las proyecciones que se registran, 145 habitantes en el 2005, 185 mil en el 2010, cerca de 220 mil en el 2015 y alrededor de 250 mil en el 2020 no son sólo guarismos exentos de preocupantes consecuencias.
Un simple vistazo a los datos de INDEC, nos permite observar que en el quinquenio que va del año 2000 al 2005 habrá, por ejemplo, alrededor de 1700 habitantes en edad de jubilarse (tomando como referencia el grupo poblacional de 60 a 65 años) contra unos 15.000 jóvenes en edad de conseguir su primer trabajo, computando sólo el segmento poblacional de 20 a 25 años, a los que hay que sumarle el remanente de otras camadas... Entre el 2005 y el 2010 esa brecha se amplía, ya que habrá unas 3.000 personas en edad de jubilarse y unos 20.000 jóvenes del segmento 20/25 años en edad de conseguir trabajo.
Vale apuntar aquí que en el caso de la Comunidad Económica Europea se da una situación inversa, ya que no alcanzan las nuevas camadas a cubrir los puestos laborales que dejan vacantes quienes ingresan al sector pasivo.
Otro parámetro revelador es por ejemplo la necesidad habitacional que imprime este crecimiento demográfico: tomando como referencia el 50% del grupo poblacional de 25 a 30 años, que se supone en edad para independizarse de su hogar paterno, entre el 2000 y 2005 habrá una demanda hipotética sólo en este segmento de alrededor de 8.000 soluciones habitacionales y entre el 2005 y el 2010 esta cifra trepará a más de 10 mil.
A esto hay que sumarle la demanda insatisfecha de otros segmentos poblacionales, tema que resulta particularmente conflictivo en la capital de la provincia.
Tratemos de bajar estas cifras a las posibilidades reales y veamos, por ejemplo, cómo haríamos en Ushuaia para satisfacer al año 2005 la demanda de terrenos o viviendas a unos 3.000 o 4.000 jóvenes, que atención: en gran parte -son nativos de esta tierra-... y luego, con qué recursos se podrían construir viviendas, servicios e infraestructura para satisfacer tal demanda, o a qué tipo de oferta laboral tendrán acceso para hacerlo ellos por su propia cuenta, suponiendo que existan las tierras y los servicios ...???
En materia de infraestructura escolar, entre el año 2000 y 2005, en términos ideales estarán faltando cerca de 200 aulas en 10 nuevas escuelas, funcionando en doble turno; al año 2010 habrá que prever aproximadamente otras 216 aulas en 11 nuevas escuelas; al año 2015, 268 aulas en 13 nuevas escuelas y al año 2020 cerca de 300 aulas en 15 nuevas escuelas. A esto hay que sumarle el recurso humano y los requerimientos operativos.
Todos estos datos y otros que se omiten en honor a la síntesis, son parámetros que no pueden dejar de plantearse en forma profunda y ganar el centro de la escena en cualquier agenda política y social.
No son, precisamente, "temas menores".
Son datos contundentes y acechantes de la realidad, que van a gravitar profundamente en el devenir de la comunidad fueguina, que signan sin duda alguna la naturaleza y magnitud de esfuerzos intelectuales y materiales que deberá invertir nuestra sociedad en un lapso de tiempo por demás exiguo. Y más relevante aún, que dependerá de la altura e idoneidad de la clase dirigencial para comprender y liderar un proceso coherente, el cual marcará la diferencia entre una comunidad involucrada y comprometida con la resolución de sus desafíos, o un escenario social altamente traumático y conflictivo de impredecibles derivaciones.
A muy poco de observar estas proyecciones, no hace falta tener demasiadas luces para advertir que algo bastante serio se está gestando... si de hecho resultaría por demás complicado a cualquier sociedad atender la demanda natural de un crecimiento demográfico de las características que presenta Tierra del Fuego, resulta en extremo preocupante enfrentarlo en las condiciones que debemos hacerlo nosotros en el contexto actual y de cara al futuro, sin una plataforma económica adecuada a las demandas emergentes y, principalmente, sin una "cultura productiva", ni en el estado, ni en la comunidad.
Seguramente las particulares condiciones fundacionales, circunstancias geopolíticas y estratégicas, insularidad, confinidad, debilidades, vulnerabilidades, etc., etc., que gravitaron en el diseño del modelo fueguino, determinaron y en cierta forma justificaron que en ningún momento Tierra del Fuego fuera concebida ni preparada para estructurar y consolidar un sistema económico productivo "autosuficiente", al menos para cubrir las exigentes demandas por encima de la plataforma de recursos que nos provee la coparticipación, aportes federales y regalías.
Pero tal modelo, nos guste o no, inexorablemente "es historia"...
A la vista de los escenarios que se insinúan y analizando las alternativas reales que disponemos, seguramente no vamos a tardar demasiado en convenir que resulta imprescindible fundar un nuevo modelo económico-social y que no queda otra opción que mutar inexorablemente de una mentalidad "matenida-subsidiada" por una nueva mentalidad "productiva-autosuficiente", capaz de sostener las crecientes demandas sociales.
La pregunta obligada es entonces ¿tenemos posibilidades?
La respuesta es bastante sencilla: si con el potencial geoeconómico y geoestratégico que tiene la provincia no somos capaces de asegurar una vida medianamente digna a tan sólo 120 mil habitantes en la actualidad y apenas 250 mil en quince o veinte años, es porque como conjunto social debemos reconocernos demasiado torpes, demasiado inoperantes, extremadamente ineficientes y hasta podríamos agregar que ciertamente impresentables, como generación, para administrar un territorio con el potencial que atesora Tierra del Fuego.
No estamos hablando de una población de un millón de habitantes ni de cifras realmente inmanejables...estamos hablando de un puñado de almas que no alcanzaría, ni siquiera en 20 años a la densidad demográfica de cualquier barrio de cualquier urbe.
Debiéramos convenir entonces que no se trata de un problema de "potencial", sino un severo problema de "organización", que basado en el sentido práctico, amerita un profundo cambio de mentalidad y actitud para liberar el potencial productivo de la provincia, en la forma más sincronizada posible con la demanda y en términos de estricta sustentabilidad.
Seguiremos el próximo martes analizando escenarios, para compartir más adelante algunas ideas, enfoques y reflexiones acerca del rol de la actividad turística y antártica en el marco de estos nuevos contextos económicos y sociales.
El Observatorio – 20 DE MAYO DE 2003
Daniel Leguizamón
Interrogantes y desafíos de la sociedad fueguina (parte II)
Si ejercitamos la disciplina de abstraernos del plano estrictamente contemporáneo y logramos la capacidad de "enfocar" los posibles contextos económicos y sociales que nos esperan en el año 2005, 2010 o 2020, tendremos la posibilidad de discernir responsablemente qué decisiones tomar y cuáles no, en los días que corren y en los sucesivos.
Tal vez sea la única forma de cortar el círculo vicioso que nos obliga a invertir todas las energías disponibles en la permanente y desventajosa tarea de cabalgar sobre la coyuntura, ensayando soluciones tiradas de los pelos para reparar desaciertos y falta de previsiones del pasado, que nos desbarrancan una progresiva espiral descendente en materia de realización social.
Me pregunto cuántos de los que puedan estar leyendo estas líneas se habrán planteado en más de una oportunidad, cuán diferentes serían muchas cosas en Tierra del Fuego y cuántos desencantos nos hubiéramos ahorrado, si a principios de los 80' o de los 90', hubiésemos desarrollado la disciplina de la previsión y la acción consecuente.
Para muchos de los que hemos transitado gran parte de nuestra vida activa en la Isla, los últimos quince o veinte años han pasado a la velocidad de un rayo. Y seguramente así pasarán los próximos...
Y tal como cabe preguntarnos, como sociedad, hasta dónde ha valido la pena despilfarrar tiempo y oportunidades -hoy irrecuperables- sin más preocupación que ver cómo satisfacer vanidades, fantasías y ambiciones del momento, a como diera lugar y sin importarnos qué nos proveería el día después...cabe plantearnos si valdrá la pena insistir en la misma línea de conducta, con resultados que hoy pueden definirse como frustrantes.
El gran problema de cara al futuro próximo es que ya no tenemos margen alguno para insistir en desaciertos, improvisaciones, ni artificios de oportunidad de ninguna naturaleza.
Hoy tenemos instalado en Tierra del Fuego problemas extremadamente serios, que por una cuestión de idiosincrasia, no tuvimos ni la voluntad ni la disciplina para abordarlos en modo preventivo en una etapa temprana y que hoy comienzan a manifestarse con toda su crudeza, econtrándonos prácticamente desarmados y con las defensas bajas...
Mostraba en la nota anterior algunas proyecciones que no pueden dejar de alarmarnos, como la tremenda asimetría que existe entre los sectores que ingresan al sector pasivo y los que entran al sector activo.
Y compartía el interrogante de cómo crear -materialmente- más de diez mil (10.000) nuevos puestos de trabajo en el período 2000/2005 con el esquema económico-productivo imperante y a esa cifra agregarle otros quince mil (15.000) nuevos empleos al 2010, sólo para satisfacer la demanda laboral a del segmento poblacional de 20 a 25 años, más los remanentes de otras camadas...
Analizábamos también el descomunal esfuerzo que significa el requerimiento natural de vivienda, servicios e infraestructura escolar que arroja el crecimiento vegetativo de nuestra población, en función de la capacidad de respuesta de nuestra economía tradicional.
Pero si acaso no fueran suficientes estos datos para sacudir la modorra y encender todas las luces de alarma que preceden a la acción, me permito agregar otro parámetro profundamente preocupante, que es la relación directa que surge entre nuestro crecimiento poblacional, en un contexto que presagia alto incremento del desempleo (por efecto de un pronunciado crecimiento vegetativo sin un esquema económico productivo capaz de contenerlo) y el crecimiento del delito, con toda su triste gama de manifestaciones.
Analizando las estadísticas de los últimos cinco años aportados por el Ministerio Público de la Justicia, podemos establecer casi un patrón matemático de correlación entre el aumento de la población + aumento del desempleo + decrecimiento de la calidad de vida, en relación directa con el incremento del delito, así como de los llamados "casos sociales" en los que las carencias de medios y oportunidades aportan un activo caldo de cultivo que potencia conductas antisociales en sectores vulnerables de la comunidad.
Basta entonces proyectar tales cifras a los escenarios del año 2005 y 2010 para prever con espanto, el tipo de sociedad en la que vamos a tener que vivir si no ponemos toda la materia gris, las reservas morales y las energías sociales en la búsqueda de soluciones posibles...
Convengamos que no es lo mismo, bajo ningún aspecto, la conducta de los sectores "vulnerables" o "de riesgo" en un contexto oportunidades de promoción social, que en un contexto de exclusión como el que estamos enfrentando.
Y aquí es imprescindible detenerse para establecer una diferencia dramática entre el "horizonte de prosperidad" en que nos insertamos quienes nos sumamos a la vida activa en Tierra del Fuego durante los 80', incluso hasta avanzados los 90', en donde pese a la pronunciada expansión demográfica, la gran mayoría del sector activo pudo progresar en base al trabajo en abundancia y bien remunerado, en contraposición con el patético y desalentador panorama que tiene por delante la ya de por sí conflictuada "generación 19.640" (sumado a cierto aporte migratorio que trae consigo conductas de vida e incluso de subsistencia ajenas al perfil histórico de Tierra del Fuego).
Es fácil deducir que estas nuevas oleadas de post-adolescentes ingresando sucesivamente a lo que debería ser la etapa productiva de su vida, sin salida laboral, ni expectativas razonables de realización personal, estarán siendo prácticamente empujadas a oscuras e imprevisibles zonas de riesgo...
No podemos dejar de preguntarnos qué oportunidades reales encontrarán, lo que equivale automáticamente a plantearnos con la mayor profundidad y honestidad intelectual, qué está haciendo nuestra generación por el presente y por el futuro de tantos chicos, y qué hemos hecho o qué estamos haciendo nosotros por nosotros mismos...
Una reflexión sincera nos mostrará que, al menos por lo realizado hasta aquí y ahora, no vamos a ser tratados por la historia precisamente como un "paradigma generacional".
En una acto de íntimo sinceramiento, vamos a descubrir fácilmente que han sido más las sombras que las luces y que no hemos tenido ni la actitud ni la disciplina para aprovechar razonablemente las enormes ventajas que nos dio un régimen económico benévolo, un presupuesto comparativamente holgado, un rico potencial geoestratégico, así como otros parámetros favorables.
Pero el objeto de esta columna lejos está de constituirse en un espacio para enrostrarnos culpas o agitar el dedo acusador, sino todo lo contrario.
La idea desde este espacio es intentar compartir algunos enfoques, conceptos e información, que permitan generar la reflexión profunda y a partir de ella, un debate edificante sobre determinados temas que hoy prácticamente ni se abordan, y que por su naturaleza, potencial, alcances o consecuencias, pueden ayudarnos a desarrollar respuestas adecuadas a los desafíos que enfrentamos, de modo de encararlos con mentalidad positiva y confiando en la capacidad de una comunidad que más allá de los desaciertos de una actitud marcadamente cortoplacista y superficial (emergente de circunstancias muy particulares) puede y debe descubrir su propio potencial para diseñar un destino satisfactorio.
Son muchos los temas que es preciso reconsiderar, desde la responsabilidad de alinearlos convenientemente con una nueva visión de mediano y largo plazo.
Pero primero tenemos que conocer y acostumbrarnos a manejar determinadas proyecciones con la familiaridad que manejamos cotidianamente algunos temas de entidad infinitamente menores, a fin de determinar con la mayor precisión posible cuánto esfuerzo invertir en cada uno.
El próximo martes analizaremos la estructura de financiamiento que posee la provincia, para confrontarlo con las demandas previsibles en escenarios quinquenales al 2020. De ahí podremos extraer algunas conclusiones de la naturaleza y magnitud de las necesidades, para más adelante analizar con detenimiento las respuestas que pueden aportar el turismo y la actividad antártica.
El Observatorio – 27 de mayo de 2003
Daniel Leguizamón
Los desafíos del futuro desde una perspectiva pragmática
Planteaba en la nota anterior la conveniencia de conocer en detalle y manejar determinadas proyecciones con la mayor familiaridad y naturalidad posible, a fin de consustanciarnos en profundidad con el tipo de escenarios que nos tocará enfrentar y a partir de esta composición de lugar, estar lo mejor armados y preparados posible para tomar decisiones adecuadas.
Previo a esto, habíamos analizado las consecuencias inexorables de un crecimiento poblacional de las características del nuestro, sin un esquema económico-productivo apto para sostener en tiempo y forma tal crecimiento. También planteamos enfáticamente la conveniencia conceptual de prescindir del improductivo hábito de "re-accionar" cuando los problemas ya están instalados y cualquier solución resulta más costosa, traumática o incluso irreversible y adoptar en cambio la disciplina de "accionar" con pragmatismo, ya sea para evitar en todo lo posible situaciones no deseadas, o por la simple vocación de constituirnos en protagonistas y artífices de una comunidad medianamente próspera.
En este orden de ideas, habíamos subrayado que la opción de accionar nos impone situarnos por delante de las circunstancias y aplicar toda la materia gris y energías sociales disponibles en la tarea de elegir los caminos más adecuados.
A partir de este marco conceptual, entramos de lleno en las situaciones concretas sobre las que debemos actuar.
Si ya conocemos que el crecimiento vegetativo nos impone esfuerzos tales como generar durante el período 2000/2010 más de 25 mil puestos de trabajo, más de 400 aulas, alrededor de 18 mil soluciones habitacionales y realizar un gran esfuerzo tendiente a propiciar la inclusión social, en principio para honrar el derecho de cada ciudadano a vivir con dignidad y secundariamente, con el objeto de neutralizar en todo lo posible un caldo de cultivo apto para incentivar la violencia y el delito, etc., etc., sigue entonces la tarea de conocer la naturaleza y dimensión concreta de los esfuerzos que esto implica.
Para ello, es indispensable, por ejemplo, conocer la estructura del presupuesto de la provincia, ya que gran parte de las respuestas, constituyen responsabilidades indelegables del estado.
En el cuadro 1, podemos observar que casi un 70% de los recursos provinciales provienen de aportes federales (Coparticipación, ATN, Fondo de Desarrollo Nacional, aportes no reintegrables, etc.)
Lo que nos tiene que quedar en claro es que estos fondos NO CRECEN en función de las demandas de Tierra del Fuego, es decir que no existe "automaticidad" de financiación.
A esto hay que agregarle, en calidad de -amenaza-, la manifiesta voluntad de ciertos intereses nacionales proclives a "recortar" nuestro índice de coparticipación, con el muy discutible argumento (materia para desarrollar en otra nota) que Tierra del Fuego es la única provincia que no aporta un sólo peso al pozo de la coparticipación federal (por estar exenta de impuestos nacionales) y retira alrededor de 300 millones por año...
Aquí encontramos la primera gran debilidad, ya que toda demanda que exceda el aporte federal (no expandible en la medida de nuestras necesidades) debe ser financiado con recaudación propia. Es decir, con aumentos en las regalías y/o con aumento de la recaudación tributaria doméstica (+-11%).
En un enfoque pragmático, el primer paso consiste en identificar con la mayor precisión posible, la brecha de déficit progresivo que pronostican las demandas de nuestro crecimiento poblacional frente a las respuestas que puede ofrecer nuestra estructura económica-productiva, para saber exactamente desde dónde partimos y a dónde tenemos que llegar en los plazo ya conocidos.
A modo de ensayo tendiente a identificar tendencias, el cuadro 2 presenta una proyección lineal (por supuesto sujeta a un necesario pulido) en el que se calcula un presupuesto estimado en base a un per cápita de referencia de 4.000 pesos por habitante ( +- la proporción actual) y se aplica un crecimiento quinquenal hipotético del 10% en los aportes federales, un 30% en los ingresos por regalías y un 50% en los ingresos tributarios provinciales.
Su lectura arroja una idea del déficit progresivo a que nos somete la curva de crecimiento poblacional proyectada según el INDEC, que necesariamente habrá que re-sol-ver para mantener una ecuación proporcional en términos de "calidad de vida": 90 millones en el año 2005 (145 mil hab.), 150 millones en el 2010 (185 mil hab.), 170 millones en el 2015 (220 mil hab) y 126 millones en el 2020 (250 mil hab.)
Como planteábamos un par de semanas atrás, perder o rezagarse en esta carrera implica ni más ni menos que la consecuente degradación en la calidad de vida, calidad educativa y sanitaria, así como otros males asociados.
Los datos analizados nos aportan un cuadro extremadamente contundente e inquietante de la magnitud del esfuerzo a realizar.
Semejantes metas, lejos están de ser sencillas de alcanzar y directamente imposible con el modelo económico imperante...
Por ejemplo, si el déficit de +- 90 millones de pesos previsto tentativamente para el 2005 lo quisiéramos financiar con la recaudación doméstica, es decir el 3% de ingresos brutos, y calculando que antes de fugarse del sistema, cada peso captado a través de nuevas actividades, pase por suficientes eslabones tributarios (cascada tributaria) para posibilitar una retención promedio del orden del 5%, de acá a dos años debería incrementarse nada más y nada menos que 1.800 millones de pesos el giro económico imponible en la isla...
Con similar criterio, al 2010 la masa imponible debería ascender 3.000 millones por encima de la actual...
Esto nos da una idea de la magnitud del desarrollo económico que es preciso impulsar sin demoras, hecho que necesariamente obliga a una profunda e impostergable reingeniería del esquema económico fueguino.
Esta reingeniería y tal como vienen pregonando desde hace años calificados analistas locales, a quienes le deberíamos haber prestado más atención, está obligada a encarar en forma agresiva una fuerte política de captación de recursos a través de un renovado menú de bienes y servicios exportables.
Y fundamentalmente deberá darse una política que propicie al máximo la retención y distribución de este dinero en el circuito económico local, así como una responsable disciplina fiscal, a fin de generar recursos financieros necesarios para satisfacer las demandas en lo que refiere a las responsabilidades del estado.
En este contexto, por citar un ejemplo, la generación de determinados bienes y servicios susceptibles de producirse en forma local a partir de una política de sustitución de productos, constituye una herramienta clave para evitar seguir exportando puestos laborales y recursos tributarios.
El enfoque pragmático
A partir de esta información de base, un criterio pragmático nos sugiere adoptar una nueva matriz metodológica, basada en un profundo cambio de enfoque en la forma y el modo de identificar y atacar el problema.
En vez de abandonarnos a la cándida postura de ver qué sale de "hacer camino al andar"... la clave radica en fijar metas econométricas muy precisas, concebidas y diseñadas concienzudamente para alcanzar objetivos financieros y de generación de empleo pre-determinados para cada escenario, realineando y readaptando para ello todas las variables económicas, las decisiones políticas y las energías sociales en función de dichas metas.
Implica además, activar estrategias sumamente consistentes en el campo político y económico, que nos permitan, por ejemplo, defender a rajatabla los aportes federales (de los cuales prescindir en el corto o mediano se traduciría en una verdadera catástrofe), como para desarrollar aguerridamente el potencial productivo de la provincia, en la forma más sincronizada posible con la demanda financiera y laboral pronosticada.
Esta nueva concepción, implica realizar un pormenorizado inventario de las variadas "potencialidades ociosas" que tiene la provincia para avanzar agresivamente en su puesta en valor, así como una profunda reingeniería de las actividades económicas que se realizan en la actualidad, al objeto de llevarlas a su punto óptimo de impacto financiero y laboral.
Ya comenzamos a entrar en el contexto adecuado para analizar la cuota-parte esperable de la actividad antártica y del turismo.
El próximo martes entraremos de lleno en su desarrollo.
El Observatorio – 3 de junio de 2003
Daniel Leguizamón
Metas muy precisas para enfrentar escenarios complejos
Después de bastante andar y de haber tenido la posibilidad de escuchar a prestigiosas autoridades nacionales y mundiales en una cantidad importante de congresos, seminarios, simposios, talleres, incluso como disertante invitado en los Coloquios de IDEA (organización que agrupa a los principales empresarios del país), en los cuales tuve el privilegio de participar del ciclo de exposiciones-debate, con personalidades de la talla de Samuel Huntington, Felipe González y otros "pichones", me parece válido compartir algunas ideas, no porque sean verdades absolutas, pero sí porque pueden ser tenidas en cuenta en el debate que se viene para ver cómo sacamos esta isla adelante.
Del cúmulo de información, conceptos, experiencias, consejos, etc., lo que alcanzo a sacar en limpio y extraer como síntesis aplicable al particular contexto de Tierra del Fuego de aquellos procesos que convirtieron a comunidades en crisis en "modelos prósperos", es sin duda la necesidad de desarrollar y consolidar la disciplina de identificar los escenarios esperables (sean los que fueren) y fijar metas muy precisas tendientes a solucionar cada uno de los mismos, subordinando para ello todas la variables económicas y políticas, así como las energías sociales al logro de las mismas.
Para hacerlo gráfico, en nuestro caso no se trata de "poner el caballo adelante del carro", sino más precisamente "bajarlo del carro"... donde está cómodamente instalado esperando que alguien lo mueva, para ponerlo a tirar del mismo...
Como fue planteado en notas anteriores, parece no quedar otra alternativa que mutar de un modelo de sociedad "subsidiada-mantenida" por un modelo de comunidad "productiva-autosuficiente", ya que como también se dijo, el nuestro, puede no ser un problema de "potencial", sino de "actitud y organización".
Si bien no es un objetivo sencillo, porque implica nada más y nada menos que modificar una "cultura", seguramente no queda margen para estirar la agonía de lo irreversible, así que lo lógico es asumir la realidad y ponernos manos a la obra.
Tendremos entonces que cantarle las hurras y dar por terminado el otrora vigente "contrato imaginario de arraigo" de los años '80 y parte de los '90, ese por el cual el sólo hecho de poblar Tierra del Fuego debía asegurarnos un nivel de vida y prerrogativas muy por encima de las del resto del país y asumir que tal vez podamos volver a recrear un modelo próspero, pero no en base a la cultura del -no esfuerzo privilegiado- sino como producto de un inteligente y sacrificado proceso de reconversión.
Muchos de los que pueden estar leyendo esta nota, pertenecientes al segmento social que de alguna manera "ya está hecho", o que todavía tiene posibilidades de prosperar, aún en la situación actual y/o que sólo tiene que preocuparse por mantener sus derechos adquiridos y prerrogativas, pueden sentirse totalmente ajenos e inmunes a este planteo, o resultarle impensable la idea de un modo distinto de vida.
Pero es preciso tener en cuenta que para las generaciones por debajo de los 30 años, que conforman el grueso de la pirámide poblacional, el escenario es totalmente diferente.
Tales prerrogativas y derechos adquiridos directamente no existen (su horizonte es un plan trabajar o algún puesto mal pago, o si son afortunados, un empleo estatal o un rebusque político capaz de alentar alguna fantasía...).
Con el modelo actual, ni por casualidad tendrán la posibilidad de "abrochar" las oportunidades que estuvieron disponibles en el pasado.
Por favor, leamos bien lo que está ocurriendo. Estamos en medio de un severo proceso de ruptura, dentro de un fenómeno social en amenazante progreso.
Cuando en los '80 o parte de los '90, sólo un 10% de la población activa quedaba "excluida" del dulce ascenso económico-social que permitía la isla de la fantasía, lamentablemente, de no modificarse la tendencia, en los próximos años entre un 50 y 70% de nuestra juventud quedará excluida de tal posibilidad.
Y no es justo para ellos ni es aceptable mirar para otro lado, desentendernos de tal manera de nuestra descendencia, ni de desconocer las secuelas sociales a que tal escenario predispone.
Tal vez lo más nocivo que podemos hacer como generación "al comando" (por acción u omisión) del destino de Tierra del Fuego, es permitirnos caer en un estado de "resignación ajena".
Escudados en un poco convincente camuflaje de preocupación, pretender no ver cómo cada día más sectores sociales quedan y quedarán sistemáticamente fuera de un nivel digno de vida, cuando en realidad, en actitud solapada la consigna parece ser "que se suban a los botes" los que hoy están más cerca. Y los que queden afuera... Dios proveerá...
NO, definitivamente no es la forma de proceder.
Tampoco debemos resignarnos ni acostumbrarnos a que las cosas respondan a designios ajenos a nuestra propia capacidad de gestión y de acción.
Si bien suena poco probable pretender transformarnos de la noche a la mañana en una usina de pensamiento creador al servicio del bienestar colectivo, al menos tenemos que abrazar la vocación de abrir la cabeza y desterrar el patrón que parece reinar en el medio local, por el cual "el que piensa estorba y el que hace desestabiliza...."
Sin dudas que es la hora de la acción.
Hoy podemos identificar claramente algunas proyecciones que no pertenecen al reino de lo imaginario o lo improbable, sino que están lanzadas en nuestro cuerpo social como una enfermedad que avanza aceleradamente, pero que tiene cura... siempre y cuando se asuma y se aplique el tratamiento adecuado.
La opción es sencilla: O seguimos colgados de la caja del estado, con las distorsiones políticas y atrofia terminal que ello implica en materia de realización social, o salimos aguerridamente y con los dientes apretados a conquistar nuestro futuro.
En línea entonces con el concepto de fijar metas precisas para solucionar escenarios complejos, cobra pleno valor la idea expresada en anteriores notas en cuanto a la necesidad de avanzar agresivamente en la puesta en valor de las "potencialidades ociosas", así como una profunda reingeniería de actividades que se realizan en la actualidad con el propósito de llevarlas a su punto óptimo de impacto financiero y laboral.
Entre las "potencialidades ociosas" podemos inscribir la actividad antártica, que será materia de desarrollo a partir del próximo martes.
El Observatorio – 10 de junio de 2003
Daniel Leguizamón
La Antártida, pieza fundamental en una política de estado provincial.
Con mayor o menor conocimiento de su compleja lógica, tanto la comunidad como las autoridades tienen a esta altura un importante nivel de comprensión y valoración del fenómeno turístico y por ende, está convenientemente instalado en la agenda social y política, cosa que ni remotamente sucede en materia antártica.
Por eso, desde esta columna se le brindará máxima entidad y prioridad.
Probablemente para un altísimo porcentaje de la población, la cuestión antártica pueda presentarse como una ensalada de información compleja y difusa, en algunos casos contradictoria, donde se entrecruzan nociones vagas de temas tan amplios y trascendentes como legítimos reclamos de soberanía, vigencia de un tratado internacional que congela dichos reclamos, superposición de jurisdicciones con otros países, presencia de bases extranjeras en lo que debería ser jurisdicción nacional, intenciones de la comunidad mundial de avanzar hacia una internacionalización, existencia de recursos estratégicos, alta potencialidad económica y posibilidades ciertas para Tierra del Fuego de capitalizar y usufructuar la creciente actividad internacional en el continente blanco.
Ni que hablar de la eficiente contribución a la confusión general que provocan los infaltables espasmos declamativos de corte netamente oportunista, que de tanto en tanto irrumpen estruendosamente en la escena pública para lograr algún fulgurante protagonismo heroico...
Para poner cada cosa en su contexto y dilucidar qué potestades y jurisdicción real tiene Tierra del Fuego y cómo puede intervenir e insertarse constructivamente en el marco nacional e internacional, de manera de aprovechar al máximo las oportunidades, ejerciendo a pleno las facultades cívicas y políticas que nos caben, resulta imprescindible manejar algunos conceptos básicos.
Dentro del umbral mínimo y elemental de nociones que hay que consolidar en el conocimiento, manejo y familiarización de la comunidad fueguina, en principio es necesario identificar DOS ejes muy bien definidos:
Un eje político-jurisdiccional y un eje económico-productivo.
Ambos son caras de una misma moneda, pero tienen tiempos, alcances, escenarios y naturaleza total y absolutamente diferentes.
Para hacerlo simple, podemos resumir que en el eje político-jurisdiccional se inscribe como gran tema central y de fondo, todo lo relativo a reclamos de soberanía, e incluye la presencia y actividades que desarrolla la República Argentina en el continente blanco, en el marco del Tratado Antártico.
En tanto que el eje económico-productivo, tiene que ver con un inteligente aprovechamiento de las actividades permitidas por el Tratado que llevan a cabo distintos países en el continente blanco, y que para desarrollarlas requieren plataformas operativas, logísticas y científicas, así como la provisión de bienes y servicios, para lo cual Tierra del Fuego está en inmejorables condiciones, gracias a una privilegiada posición relativa y a la infraestructura estratégica que se ha instalado (aeropuerto puerto, etc.), más la que resta instalar.
Es sumamente importante entonces tener muy claro algunos conceptos básicos:
En el eje político-jurisdiccional:
1º En situación normal, los resultados en materia de definiciones en lo que hace a reclamos de soberanía, debe esperarse en el largo plazo (4 décadas) tal lo dispuesto a partir de la prórroga establecida para el Tratado Antártico, en ocasión de la firma del llamado "Protocolo de Madrid".
Es decir que el objeto de fondo en este eje, que es el de lograr el reconocimiento de soberanía, recién podría discutirse en la década del 40', si no se estableciera una nueva prórroga.
2º En este eje, Tierra del Fuego sólo puede aspirar a tener una participación INDIRECTA, ya que la potestad es exclusiva y excluyente del estado nacional, tanto por lo establecido en la Constitución Nacional, en la Ley 18.513, como por el Decreto de Necesidad y Urgencia 355/02.
Pero aún en forma indirecta, Tierra del Fuego tiene un amplio margen de acción para contribuir constructivamente a una política antártica nacional, que analizaremos en detalle y minuciosamente en próximas entregas.
En cambio, en el eje económico-productivo:
1º Los resultados pueden esperarse en el corto y mediano plazo y el escenario por excelencia es la Isla grande de Tierra del Fuego, más precisamente Ushuaia.
2º Tierra del Fuego tiene una participación DIRECTA y de primera magnitud, en virtud del protagonismo que le asigna su estratégica posición relativa y la condición de "nexo óptimo entre la Antártida y el mundo"
3º La provisión de bienes y servicios a países que operan en la Antártida, incluido el nuestro, abre un enorme abanico de oportunidades para los objetivos de dinamización económica y generación de empleos, tanto o más importante que el turismo. (analizaremos más adelante los modelos de Christchurch, Nueva Zelanda y de Tasmania, Australia)
Una duda frecuente
Conviene en este punto analizar una de las supuestas contradicciones habituales que suele plantearse mucha gente y que resulta imprescindible despejar:
¿Cómo es posible que brindemos apoyo logístico a países que no reconocen nuestra soberanía y peor aún: que tienen bases en nuestro sector o intereses encontrados con los nuestros?
En este punto es absolutamente vital conocer, entender e interpretar lo que dispone el Artículo 4º del Tratado Antártico, ya que marca claramente la entidad jurídica que tienen las actividades de cualquier país en la Antártida mientras el mismo esté en vigencia.
El inciso 2º del Artículo 4º del Tratado Antártico es categórico:
"Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente Tratado se halle en vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región. No se harán nuevas reclamaciones anteriormente hechas valer, mientras el presente Tratado se halle en vigencia."
La claridad de su redacción me exime de mayores comentarios.
El valor jurídico de este texto en un Tratado de esta naturaleza (en un contexto de respeto al Derecho Internacional) quita cualquier fundamento para considerar nuestro eventual apoyo logístico, como un hipotético reconocimiento de alguna pretensión de países que utilicen nuestros servicios, o como un debilitamiento de nuestros fundamentos.
En este punto es necesario enfatizar que nuestros intereses y reclamos están debidamente cautelados, fundamentalmente por el inciso 1º del mismo artículo (4º) que expresa textualmente:
"Ninguna disposición del presente Tratado se interpretará:
-
como una renuncia, por cualquiera de las Partes contratantes, a sus derechos de soberanía territorial o a las reclamaciones territoriales en la Antártida, que hubiere hecho valer precedentemente; (Nota: Al momento de la firma del Tratado, la República Argentina ya tenía suficientes títulos, presencia y antecedentes para fundamentar sólidamente sus reclamos de soberanía, pero que como vimos, la realización de estos reclamos los va a tener que hacer valer inteligentemente en las próximas décadas, cuando tenga lugar la discusión acerca del destino jurisdiccional antártico)
En igual sentido, los puntos b) y c) plantean que ninguna disposición puede interpretarse como un "menoscabo a los fundamentos" ni "perjudicial al reconocimiento de soberanía" (hechos valer precedentemente, es decir antes de 1959)
Es decir que el apoyo a la actividad de terceros países en lo que reivindicamos como sector antártico argentino, no tiene ninguna consecuencia fáctica o jurídica perjudicial a nuestros intereses, máxime teniendo en cuenta que el propio Sistema del Tratado Antártico, luego de consagrar a la Antártida como un espacio dedicado a la Paz y a la Ciencia con libre acceso de la comunidad internacional para actividades permitidas, insta a los países miembros a facilitar en todo lo posible la investigación científica y técnica.
El único recaudo que debemos atender con máxima unción, es que ninguna de las actividades que propiciemos desde Tierra del Fuego, atente o ponga en riesgo la estrategia que se aplique en el eje político-jurisdiccional, que será materia de futuros análisis.
El próximo martes, seguiremos compartiendo aspectos básicos con los que la comunidad fueguina y en especial, la dirigencia, debería familiarizarse, para descubrir las oportunidades que nos ofrece la Antártida en la búsqueda de soluciones a los desafíos que enfrentamos.
El Observatorio – 24 de junio de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: En busca del tiempo perdido
Cuando veo el espectacular progreso del programa antártico de Tasmania (Au) o lo consolidado por Christchurch (NZ) en los últimos 10 años, me causa una profunda frustración constatar la habilidad que nos caracteriza como sociedad para sintonizar fervientemente con modelos que atrasan en el tiempo y orbitar con exasperante candidez lo intrascendente.
Pero no puede sorprendernos hablar sobre un rasgo central del "ser provincial en acción", esta cultura tan fuertemente refractaria al concepto de "innovar", más aún si implica cambios en la matriz mental o modificaciones estructurales que rozan el tan folklórico sistema de prioridades y lealtades que supimos conseguir...
Pero es sólo cuestión de tiempo.
Muchísimo más tarde de lo ideal y habiendo dejado cantidad de oportunidades en el camino, lo cierto es que las cosas llegan...como llegó el aeropuerto internacional de Ushuaia veinte años después de haber sido concebido como proyecto estratégico, o el proyecto Cerro Krund (hoy Cerro Castor) con más de una década de atraso, o el Parque Corazón de la Isla, o como le pasará a Hifusa, al puerto de Río Grande y otros tantos proyectos.
Siempre nos tomamos un "tiempito" medido en décadas para entender de qué se trata... e inexorablemente, como parte de una comedia que tiene actos preestablecidos, a su tiempo irrumpen en escena los inefables apóstoles del cuestionamiento de alto impacto emocional y pobre fundamento racional; los paladines de la desidia, parapetados tras una opresiva escenografía burócrata; oportunistas y vivillos que llegan para hacer su agosto, desvirtuando o desnaturalizando el objeto genuino y realmente útil a la sociedad de las propuestas, descolgados con parlamentos altisonantes y toda una troupe de reparto que se encarga eficientemente de hacer cumplir a rajatabla el sagrado rito de la "demora cultural" que impone nuestra idiosincrasia, mientras afuera...un mundo que no da tregua, avanza a ritmo sostenido.
El caso antártico
Está claro que no podríamos compararnos con Christchurch, en razón que ya a principios de los '90, el programa desarrollado por este enclave neocelandés era el que marchaba nítidamente a la vanguardia en lo conceptual como "puerta de entrada" a la Antártida.
Precisamente por ser un claro paradigma, hace exactamente una década atrás consideramos realmente importante invitar a Vic Allen y Peter Nunnan, los máximos referentes del sistema antártico de Nueva Zelanda para exponer en el Foro Antártico de la Eco TDF '93, con la peregrina ilusión de abrir algunas cabezas y darle un consistente impulso al programa antártico para TDF que intentamos poner en práctica, con perfil bajo y sin alardes, a partir de 1992.
Pero en cambio sí podríamos medir de alguna forma nuestra evolución y progresos con el programa antártico de Tasmania, ya que una década atrás no estábamos tan distanciados.
Lamentablemente, hoy estamos a años luz...
Los únicos resultados que podemos ostentar son los relativos al "turismo antártico", donde entre 1992 y 2000 crecimos del 35% al 97% del tráfico antártico mundial, en gran parte gracias a la autarquía del Infuetur, que fue determinante para preservar y perseverar en una línea muy concreta de gestión, y a un fructífero trabajo en equipo con la Dirección de Puertos, Aduana, Migraciones, Jefatura de Aeropuerto, Area Naval Austral, Prefectura, Dirección de Medio Ambiente de la Municipalidad, Secretaría de Turismo de la Nación, etc., que permitió despejar las trabas que alejaban hasta entonces a operadores antárticos de nuestro puerto y establecer una batería de incentivos que fue vital para lograr el espectacular posicionamiento y liderazgo mundial que ostenta Ushuaia desde hace ya 4 o 5 años en materia de turismo antártico.
Las cosas en su lugar
Pero entre nosotros no debemos engañarnos...es imprescindible esclarecer a muchos que no tienen porqué saberlo (dado que la "misteriología" antártica impera) que el rubro turismo no es precisamente el que genera más prestigio a nivel internacional, ni el que presenta mayor potencial para contribuir a las soluciones que necesita TDF en lo económico-social, sino que tal condición recae en el apoyo a la actividad científica y técnica, rubro en el cual prácticamente no tenemos ningún logro consistente para exhibir frente al desarrollo de Tasmania o a lo alcanzado por Christchurch.
Apenas buenas intenciones, empantanadas en nuestras propias disfunciones.
Antecedentes
A enero de1992 no existía en Ushuaia ninguna dependencia, ni oficina, ni escritorio gubernamental dedicado a asuntos antárticos.
En la mismísima "capital" del sector reivindicado, la única identidad o referencia a la Antártida la aportaban un hotel y una calle con tal nombre...
Mucho menos una política antártica local apuntada a poner en valor el potencial geoestratégico que aporta nuestra privilegiada posición relativa, ni a capitalizar las formidables oportunidades que ofrece la actividad internacional en la Antártida.
Por circunstancia fortuita de ser el único funcionario político del elenco entrante en la flamante provincia con vocación y noción en asuntos antárticos, ya que llegaba al gobierno con más de quince años de dedicación al tema por simple interés personal, luego de haber participado como voluntario en la campaña 75/76 en la base Marambio, aunque mi cargo formal era titular de "turismo", tuve la satisfacción y el orgullo de desarrollar y fundamentar las directrices de la política antártica provincial, contando más tarde con el invalorable apoyo de un equipo técnico altamente eficiente, encabezado por una personalidad de prestigio internacional en materia antártica como la Lic. Diana Galimberti.
Desde inicios de 1992, cada objetivo, programa, iniciativa o proyecto en materia antártica provincial, fue prolijamente elevado en múltiples informes sucesivos o planteado en forma personal a la Legislatura, Ministerios y Secretarías competentes del Poder Ejecutivo, a la Intendencia de Ushuaia, Concejo Deliberante, a Diputados y Senadores, a organismos provinciales, nacionales e internacionales (aunque cierto es que en muchos casos a nivel local, el tema despertaba el mismo interés que si hubiésemos estado hablando de la consistencia del magma en Júpiter...)
Los ejes profundos de la política diseñada planteaban básicamente la creación del Centro Antártico Fueguino (Exposición - museo - sala de conferencias, etc., en el edificio de la ex gamela policial); la creación del Area Antártica Internacional (años después reciclado parcialmente bajo el nombre Sistema Logístico Antártico) que consistía en transformar a la península de Ushuaia en una plataforma antártica internacional de máxima, basado en un sistema multimodal estructurado por el aeropuerto internacional, un muelle antártico en la margen norte de la península; un taller de reparaciones navales; una zona franca antártica con oficinas operativas y depósitos; área de combustibles (erradicar la planta Orión del centro de la ciudad) y un Polo Científico Antártico con eje en el CADIC.
Se planteaba la trascendencia de transformar y consolidar a Ushuaia como plataforma científica internacional antártica, proponiendo además carreras de grado y post grados de especialización en materia antártica y sub antártica, mediante convenios con prestigiosas universidades nacionales y extranjeras.
Se impulsaba la formación de especialistas en diversas tareas de campo antárticas, avanzando en conversaciones con el Area Naval Austral, CADIC y DNA para su implementación y en la especialización de empresas dedicadas al abastecimiento, asistencia logística y provisión de equipamiento.
Se insinuó un programa de abastecimiento a los buques polares con producción local, llegando a contactar al gerente de Marine Expeditions con productores de la Sociedad Rural de TDF y la Escuela Agrotécnica.
Ya en 1994 se llegó a concretar la convocatoria del Gobierno a una "Mesa Antártica" con organismos nacionales competentes, con el objeto de acelerar y materializar estos y otros proyectos en carpeta.
En fin...una visión conceptual y una cantidad de iniciativas que, por modificaciones funcionales dispuestas por el gobierno, a partir de 1995 se discontinuaron o no han logrado materializarse en tiempo y forma, y que en cambio, hoy constituyen las principales fortalezas del exitoso programa antártico de Tasmania.
Si alguien desea corroborarlo, puede ingresar en la página www.tpn.aq y espiar qué plantea y cómo funciona un programa antártico de vanguardia, como el que debería estar consolidado en Tierra del Fuego.
Pero no es cuestión de llorar sobre la leche derramada, sino obligarnos a abrir la cabeza y recuperar el tiempo perdido, con vocación progresista y con paradigmas racionales.
Hay mucho por comentar y más aún por hacer, así que la seguimos el próximo martes.
El Observatorio - 1º de Julio de 2003
Daniel Leguizamón
El potencial antártico en el diseño de nuevas políticas de Estado.
Y ahora ya está.
Develada la voluntad de la sociedad fueguina, viene el momento de transferir todas las energías vertidas en la contienda electoral, al diseño de programas y políticas capaces de dar respuestas a la medida de los complejos desafíos que tiene por delante la provincia.
Las soluciones urgentes que necesitan hoy cientos de familias que la están pasando mal, así como las sucesivas oleadas de jóvenes que vienen atrás, pidiendo pista con todo derecho para despegar hacia algún nivel de vida digno, requieren mucha claridad mental y enorme tenacidad para hacer emerger lo mejor de una sociedad que necesita valerse de sus propias fuerzas y potencialidades.
Si no fuese porque estamos atravesando justo el período más crítico de un profundo quiebre de un modelo económico-social que no ha sido posible mantener, situación que nos tiene desorientados y con la guardia baja, puede afirmarse que es francamente incomprensible que con el presupuesto y el potencial de la provincia, tengamos dificultades para sostener en forma digna a algo más de cien mil habitantes.
Más allá de los aportes y miserias cotidianas de que se nutre nuestra corta historia como provincia, Tierra del Fuego tiene objetivamente muchas más posibilidades que otras regiones del país e incluso del mundo para motorizar un proceso de desarrollo genuino.
Aunque no se puede soslayar que la sociedad fueguina ha quedado inexorablemente atrapada y está pagando las consecuencias de una situación tan delicada como previsible, de la que no es fácil salir, que tiene origen casi tres décadas atrás en una necesidad del Estado Nacional Argentino de consolidar geopolíticamente una zona altamente vulnerable.
Cuando fue necesario y bajo las consignas "marchemos hacia las fronteras", "hay que hacer soberanía" "hay que poblar la Patagonia" se generaron las condiciones para atraer miles de argentinos a Tierra del Fuego, que rápidamente se multiplicaron, accediendo a condiciones de vida sólo posibles en el marco de un fuerte esquema de subsidio.
Luego, cuando los objetivos fueron alcanzados, el Estado Nacional Argentino creyó llegado el momento de ir recortando tales condiciones, con las consecuencias que a nadie escapa, a lo que hay que sumarle el desquiciante rumbo del propio país en los últimos años que ha profundizado a niveles impensados el panorama provincial.
Y aquí estamos hoy parados, con parte de la sociedad aferrándose frenéticamente a la teta del estado y a los partidos políticos como forma de subsistir, o de defender las pocas prerrogativas que aún pueden mantenerse en pie. Y con un esquema social - dirigencial que, con lo que tiene y con lo que puede, debe arreglárselas para atender el afligente panorama social e intentar salir adelante.
La situación real
Mal que nos pese, no existe nada ni nadie que pueda garantizar a una sociedad, un estado permanente de prosperidad como si se tratase de un "derecho adquirido", ya que depende de una compleja conjunción de factores internos y globales. Muy por el contrario, la hora que se aproxima indica todo lo contrario y entonces, no queda otra opción que arremangarse y ponerse a trabajar...
Si logramos abstraernos del entendible estado de confusión y le damos un rato de descanso a la "suficiencia de café" que nos mal distingue, seguramente descubriremos sin demasiado esfuerzo las razones que permiten fundamentar que es posible transformar a Tierra del Fuego, como mínimo, en un estado medianamente próspero, en base al potencial humano y de recursos disponibles.
Lo que no entra en discusión es que, en cualquier instancia de acá a futuro, la satisfacción real de las necesidades de cada uno de los habitantes de Tierra del Fuego no tiene margen ni puede darse el lujo de prescindir de ningún recurso potencial.
Creo que si reconocemos que estamos atravesando un período crítico y no tenemos demasiado claro para donde rumbear, ni qué parámetros utilizar para medir las iniciativas locales, lo mejor sea espiar cómo han hecho otras sociedades en condiciones relativamente similares, para configurar modelos exitosos.
Por eso, insisto que me parece muy oportuno analizar los modelos de Christchurch y Tasmania con respecto al aprovechamiento de las oportunidades que abre la actividad internacional en el continente antártico, para constatar, por ejemplo, cómo se entiende el aprovechamiento geoestratégico en términos económico-sociales.
Me llama la atención que en los discursos de los candidatos que han confrontado en este y otros turnos electorales, se haya coincidido en ponderar el potencial de los recursos naturales existentes y que se omitiera el singular potencial geoestratégico de Tierra del Fuego, que no es menor.
Aunque entiendo que frente a un proceso de transición forzada y a los tumbos, no exista una real ponderación de todos y cada uno de las fortalezas potenciales de la provincia, y que tampoco la sociedad asigne la consideración debida a un tema de esta naturaleza.
Una política de vanguardia
Lejos de versión anacrónica que aún perdura en el concepto general, no es ocioso repetir las veces que sea necesario, que el capítulo antártico tiene formidables posibilidades de contribuir a las soluciones que tanto necesita la provincia. Todo llega...
Pero debe necesariamente consolidarse como una potente Política de Estado y no quedar aislado al esfuerzo estanco del área de competencia o colgado precariamente al discurso formal sin acción consecuente.
Es preciso impulsar una política de vanguardia, capaz de articular una constelación de factores que hoy se encuentran dispersos o disociados.
Para dar algunos casos sencillos y muy fáciles de entender, basta con apreciar, por ejemplo, que en la zona del valle de Tierra Mayor hay una cantidad de snow-cats y vehículos de nieve, esquíes, raquetas de nieve, etc. que están guardados como material ocioso desde fines de septiembre a junio, mientras que muchas incursiones antárticas internacionales que requieren tal equipamiento durante las campañas de verano, deben transportarlos 12 o 14 mil kilómetros para realizar las tareas programadas.
Además de todo el rubro "producción" de bienes, que merece un capítulo aparte, existe una cantidad de elementos que están disociados de una política de prestación especializada de servicios antárticos, como la provisión de carpas, enseres, indumentaria polar, equipamiento, etc. O cantidad de oportunidades laborales o profesionales que bien podrían centrarse en TDF en todo lo que hace a la amplia gama de actividades y especializaciones que, prestados con seriedad, bien valorarían los organizadores de programas antárticos del hemisferio norte, desde la simple operación de vehículos, la atención logística de campamentos, a la programación y ejecución de estudios de impacto ambiental que exige el Tratado Antártico (CADIC), hasta el diseño de planes logísticos con el aprovechamiento civil del valiosísimo know how adquirido por personal militar que ha acumulado cientos de horas de vuelo en aviones y helicópteros, miles de millas en aguas antárticas y en campañas terrestres.
A poco de andar, vamos a descubrir que en realidad, en TDF todo está disociado de una Política de Estado Antártica: ni la Escuela, ni la Universidad (más adelante veremos en qué sentido), ni las actividades comerciales afines, ni la experiencia adquirida por el brazo logístico de la actividad antártica nacional.
Sólo la actividad de científicos del CADIC está medianamente asociada a programas antárticos (pero no por efecto de una política local en tal sentido) y recientemente se ha registrado la solitaria y encomiable iniciativa de Antarpply, que arremete con un proyecto extraordinario en condiciones prácticamente huérfanas del necesario sustento que debería aportarle una Política de Estado esclarecida y coherente.
Tal vez la nueva instancia que se abre el 10 de Enero de 2004 finalmente le asigne la trascendencia que amerita el capítulo antártico provincial.
El próximo martes continuamos con el desarrollo de este tema.
No se olviden de visitar el sitio www.tpn.aq (cuenta con versión en español) para ver cómo se maneja un modelo de vanguardia y exitoso.
El Observatorio - 8 de Julio de 2003
Daniel Leguizamón
Y claro... son dos mundos totalmente diferentes.
Es notable la diferencia de receptividad y postura que existe frente a propuestas de vanguardia en materia antártica entre los más jóvenes y la generación que hoy está al comando de los instrumentos e instituciones de la provincia.
Resultan muy estimulantes las charlas que estoy dando en los colegios o en la Universidad, porque puede notarse que aún frente a la sensación de falta de horizontes y al panorama complicado que le estamos dejando a quienes vienen atrás, ahí nomás, detrás de la aparente apatía que surge de la falta de estímulos reales, está intacto un recurso humano con todas las luces y condiciones para poner en valor el potencial de la provincia.
Muy diferente a lo que sucede con los más "andados", que se sienten más cómodos "refritando" lo que ya conocen, aunque el resultado es el que está a la vista, y a quienes parece fastidiarles la idea tener que tomarse el trabajo innovar o incorporar nuevas concepciones.
Me hace acordar un poco a la actitud de mi madre y de toda su generación frente a la computadora...
Por más que sea realmente sencillo manejar un correo electrónico, recibir imágenes y noticias al instante de sus nietos y afectos a miles de kilómetros, etc. etc., ella vive feliz con su tecnología postal de papel, sobre y estampilla, y como ya me lo dejó muy claro, ella vivió toda la vida sin una herramienta tan revolucionaria como la informática, así que para qué cambiar. De casualidad y por obligación que aprendió a manejar con fastidio el cajero automático que le permite retirar sus ahorros.
La sutil diferencia entre este ejemplo doméstico y la responsabilidad del manejo de una provincia, es que la resistencia a incorporar nuevos paradigmas puede resultar extremadamente perjudicial, tanto para quienes nos siguen, como para quienes la están pasando mal y no disponen de tiempo para esperar que se jubile una generación, para así materializar en tiempo y forma las oportunidades disponibles.
Interrogantes
En varias de las notas anteriores vengo sugiriendo la necesidad de familiarizarnos profundamente con todo lo que hace a la cuestión antártica y manejar determinados conceptos progresistas con el conocimiento y la naturalidad con que manejamos otros aspectos, así como especializarnos en la oferta de bienes y servicios asociados a la actividad polar.
Si otras comunidades en situación mucho menos ventajosa que la nuestra respecto a la Antártida, han logrado desarrollar programas de vanguardia que les permiten ingresos anuales de más de 50 millones de dólares, como el caso de Christchurch y alrededor de 80 millones en el caso de Hobart, Tasmania, con un fuerte impacto laboral, dinamización de la economía, calidad de vida y prestigio mundial, PORQUÉ RAZÓN tenemos que resignar tales oportunidades, en aras de modelos arcaicos?
En las charlas que tengo con los estudiantes, siempre les pregunto porqué razón creen que si tenemos la misma cantidad y calidad de neuronas que estas comunidades que han desarrollado un modelo próspero, si tenemos una alimentación similar, el mismo acceso a la informática y al conocimiento, vivimos en el mismo mundo, tales comunidades han podido edificar modelos exitosos y nosotros no...
No faltó quien, en comentario socarrón no exento de cierto grado de verdad, lo atribuyera a lo que puede denominarse dolorosamente como "el gen Sudaca" o la actitud de "país bananero" que parece prevalecer a la hora de accionar. Otros lo atribuyen al divorcio entre la política y su objeto central que es el desarrollo humano, privilegiando intereses ajenos al bienestar de la comunidad.
Pero en definitiva, en términos generales la gran mayoría de los más jóvenes identifican claramente las posibilidades de zafar de las rémoras de una generación (la nuestra) que no va a pasar a la historia como paradigma, precisamente, de lucidez y efectividad para un desarrollo genuino.
Y esto ya es un síntoma muy alentador.
Entonces, y en honor a quienes vienen atrás o los que la están pasando realmente mal, es cuestión de que aquellos a quienes les fastidia tener que incorporar nuevos paradigmas, den un paso al costado, o al menos tengan la gentileza de no poner palos en la rueda, por la simple razón de justificar su resistencia a los cambios, o por otro tipo de intereses menos confesables.
Y los que tiene una mentalidad más abierta, tengan la edad que tengan, incorporen decididamente el tema antártico a su agenda de prioridades, como uno de los potenciales ciertos y significativos que tiene la provincia para encontrar soluciones a los desafíos que enfrenta.
Conceptos básicos:
En un repaso a los conceptos básicos a considerar, pueden destacarse los siguientes.
Una política antártica provincial tiene una naturaleza, alcances y sentido totalmente diferente a la política antártica nacional.
Mientras la política nacional tiene que ver fundamentalmente con la actividad que desarrolla la República Argentina EN la Antártida conforme a los intereses nacionales, así como en el campo de la Diplomacia dentro del marco del Tratado Antártico, una política antártica provincial tiene que enfocarse en un 90% en lo que realizamos:
-
EN LA ISLA (en lo que refiere al eje económico productivo) para generar la infraestructura y servicios que permitan atraer la mayor cantidad y calidad de programas antárticos posibles, y
-
En el campo internacional, desarrollando una eficiente tarea de MARKETING, con el objeto de captar tales programas y así inyectar la mayor cantidad de recursos económicos posibles al sistema local y contribuyendo a la generación de empleo, siempre dentro de las reglas de juego impuestas por el Tratado (tal como lo hacen Christchurch y Tasmania).
En ningún caso la provincia debe inmiscuirse ni mucho menos intentar usurpar misiones y funciones que por la Constitución Nacional, la Ley 18.513/69 y el Decreto 355/02 entre otros, son competencia exclusiva del Estado Nacional, ni el de las FFAA, que por Ley son el brazo logístico del programa antártico argentino.
Pero no existe ningún fundamento racional que, en estricta observación de las normas del Tratado y sin vulnerar lineamientos estratégicos de la Nación, nos impida constituirnos en plataforma operativa por excelencia de la actividad antártica internacional para el concierto de países, ONGs, sociedades científicas y todo el conglomerado de potenciales "clientes" que conforman el Sistema del Tratado Antártico.
Desde ya que sería lo lógico que una parte sustancial del programa argentino se base en Ushuaia, tal como lo propone del Decreto 2316/90 y otras iniciativas demoradas, y cuando crean adecuado hacerlo, serán muy bien recibidos.
Pero existen otros 43 países miembros del Sistema y un número más importantes aún de organizaciones científicas o no gubernamentales, que, en la medida que ofrezcamos un programa serio, confiable, ágil y con absoluta seguridad jurídica, pueden encontrar no sólo una plataforma óptima para sus incursiones antárticas, sino un ahorro sustancial de recursos, ya que la existencia de bienes y servicios a sólo mil kilómetros del continente blanco resulta mucho más económico que el complejo y oneroso traslado de material, personal especializado y avituallamiento desde 12 o 14 mil kilómetros.
Creo también, como se dijo en unas de las primeras notas, que es fundamental conocer en todo su alcance la letra y el espíritu del Artículo 4º del Tratado Antártico, porque es el que divide claramente las aguas entre lo que constituye la declamación o la acción estéril (que es el recurso más a mano que se esgrime cuando se es víctima u "operador" al servicio de la desinformación no inocente...) y la acción fecunda, en el marco de un instituto jurídico de primera magnitud internacional.
El Artículo 4º del Tratado, que está en recuadro, indica clara e inequívocamente que nada de lo que se haga mientras esté vigente el mismo, ni mejora ni empeora la situación con respecto a los reclamos de "soberanía" hechos valer precedentemente a la firma del mismo en 1959.
Su cabal conocimiento nos permite discernir entre cuáles acciones son meros "artificios de oportunidad" con el objeto de lograr alguna figuración mediática, o lucir como que se está "haciendo algo importante" por la Antártida, o cultivar la "misteriología antártica" para desviar la atención y esfuerzos a situaciones inconducentes, en favor de objetivos no tan nobles... y cuáles son las acciones capaces de contribuir genuinamente a sustentar una ingeniería político-diplomática y una plataforma de negociación conveniente, para el momento que haya que discutir el futuro de la jurisdicción antártica.
Seguimos el próximo martes.
Recuadro:
Tratado Antártico
Art.4º.2. "Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente Tratado se halle en vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región..."
El Observatorio, 15 de Julio de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: "nuevas" viejas perspectivas.
Aunque es muy reciente y aún pueda pasar desapercibido, el Art. 18, Inc. 36 del Decreto de Necesidad y Urgencia 355 dictado a principio del año 2002 por el Poder Ejecutivo Nacional, trae consigo vientos de profundos cambios en materia de política antártica nacional, situación que para Tierra del Fuego no puede ni debe pasar desapercibido.
Con todas las dudas que cualquier cambio profundo implica, la reubicación de la gestión política antártica en la órbita del Ministerio de Relaciones Exteriores, abre al país y en especial para Tierra del Fuego la posibilidad de operar un profundo cambio conceptual, en el que sin lugar a dudas dará lugar a la redefinición de una serie de roles y funciones, tendientes a optimizar al máximo las mejores capacidades y potencialidades que ofrece el país en su conjunto.
Si se logra vencer la esperable resistencia de fuertes intereses corporativos en juego, este cambio abre nuevas perspectivas para saldar viejas asignaturas pendientes, en lo que refiere a la participación y protagonismo de Tierra del Fuego como enclave estratégico de proyección antártica de primerísima magnitud en el orden internacional.
Para una gran mayoría que seguramente no lo sepa, entre las "prioridades" establecidas en 1990 en el Capítulo III del Decreto Nacional 2316 (Sí...el 5 de noviembre cumple sus primeros13 añitos!) propone, entre otras cosas, "promover el empleo de puertos, aeropuertos y servicios argentinos como apoyo a la actividad antártica...", así como el fortalecimiento de la vinculación entre la Patagonia, "en particular Tierra del Fuego..." y la Antártida.
Asimismo, en 1991 y en un muy lúcido informe, el Sub Grupo de Trabajo Nº 2, de una comisión mixta entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y el de Defensa, conformada específicamente al objeto de materializar el Decreto 2316, define taxativamente una larga serie de acciones, objetivos y recomendaciones para consolidar a Ushuaia como cabecera operativa antártica nacional e internacional, en función de los intereses del país y, en ese momento, del Territorio.
Aunque, una cosa es escribir en un hermoso Decreto de corte visionario o un elogiable informe y otra muy diferente, claro está, es llevarlo a la práctica...Nadie se atreva a quitarnos el placer de ejercer el rasgo esencial de nuestra identidad, que es el de demorar todo lo posible las cosas que pueden generar liderazgos concretos.
Verán que, como planteaba un par de notas atrás, siempre nos tomamos un "tiempito" medido en décadas para materializar las cosas trascendentes.
Pero todo llega, así que no hay que ceder ni un tranco en el objetivo...
Los unos y los otros
Dado que venimos comentando el programa de Tasmania como referencia interesante, vale apuntar que, sin la naturaleza del caso argentino (que implica, además, la transferencia de determinadas potestades de la órbita de Defensa a la órbita de Relaciones Exteriores) en 1996 el Gobierno Federal de Australia también se dio una instancia de revisión de su política antártica, que constituyó un paso fundamental para permitirle a Hobart, capital de Tasmania, lograr el protagonismo que hoy ostenta.
Pero como bien se encargan de subrayar los propios tasmanos en su política de difusión, el Estado de Tasmania ha sido muy activo en la búsqueda del lugar que hoy tiene ganado y ha gestionado incansablemente en el orden federal, pero con mucha coherencia, para hacer posible el posicionamiento alcanzado.
Efectivamente, en 1996 el Gobierno de Australia anunció una profunda revisión de su política antártica, con el objeto de analizar un mejor desarrollo de las opciones estratégicas para más allá del 2000.
En 1997 presentó el informe denominado "Australia’s Antarctic Program Beyond 2000: A Framework for the Future"
Es interesante comentar que tal informe fue presentado oficialmente ese mismo año en el Governor's Forum (Foro de Gobernadores), una iniciativa del Gobierno de Tasmania de 1996, con el objeto de identificar las oportunidades para Tasmania en materia de Turismo, conexión aérea entre Hobart y la Antártida, educación y entrenamiento pre-antártico y oportunidades en materia de protección al medio ambiente.
Salvando la forma, el fondo no difiere demasiado de las iniciativas que impulsamos en Tierra del Fuego con el Foro Antártico de la Eco TDF '93 y con la propuesta "Mesa Antártica" de 1994.
Sólo que ellos lograron progresar a la velocidad del rayo y nosotros aquí estamos todavía, tironeados por intereses y conceptos del pasado y con nuestra clásica indiferencia hacia este tema, aunque cada tanto cumplimos con el rito de redimirnos moralmente con algún espasmo de patriotismo tan declamativo como estéril.
Un debate necesario
Tratando de acelerar los tiempos y capitalizar experiencias aplicables, el nuevo escenario que aparenta abrirse en la República Argentina no debería tomarnos desprevenidos, sino que resulta aconsejable encarar un profundo debate interno totalmente desprovisto de preconceptos, intereses corporativos o enfoques desactualizados, que nos permita definir el protagonismo más útil que pueda aportar Tierra del Fuego, tanto a una estrategia nacional a largo plazo, como la forma de capitalizar inteligentemente la creciente actividad internacional en el continente blanco.
Insisto también que bajo el enfoque que propone esta columna, con aspiraciones a vivir en una sociedad con vocación vanguardista, tenemos pleno derecho a plantearnos una política antártica moderna, que nos equipare a la brevedad posible a los sistemas más evolucionados.
Sería bueno entonces repasar qué es lo que falta concretar (dado que una parte sustancial ya lo hizo la provincia la década pasada) de lo que propone el Decreto 2316/90 y el Documento Final del Grupo de Trabajo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Defensa de 1991, ya que prácticamente no hay que desperdiciar un sólo byte en otra cosa que no sea simplemente materializar, al menos, lo que ahí se expresa.
Parece tan sencillo...
¿Será que para el cumpleaños de 15 se haga realidad?
Lo sustancial de estos documentos en el recuadro, que muestra que hay quienes han pensado seriamente con visión de futuro.
Seguimos el próximo martes
Recuadro
Documento Final - Subgrupo de Trabajo Nº 2 - 1991
"Conforme a las prioridades contenidas en la Política Nacional Antártica fijada por el Decreto 2316/90, cuyo propósito es materializar los objetivos que dicha Política sustenta, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Defensa, impulsarán a nivel del Poder Ejecutivo Nacional las medidas destinadas a lograr el fortalecimiento de las capacidades logísticas y portuarias..." con respecto a la Antártida.
"2...Ushuaia responde favorablemente a las características exigidas para constituirse en el punto patagónico de entrada a la Antártida y en consecuencia, el sitio adecuado para el desarrollo de un Centro o Complejo Logístico Antártico..."
"...Debe explotarse la importantísima ventaja comparativa de ser Ushuaia el puerto del mundo más próximo al continente antártico"
Primera Etapa: (diversas recomendaciones para tareas de facilitación y optimización)
Se destaca el punto 13. "Los buques argentinos afectados al servicio antártico tendrán su apostadero transitorio en el puerto de Ushuaia" (...)
Segunda etapa:
"La materialización de lo proyectado en la primera etapa y el comportamiento de la demanda determinarán la puesta en marcha de los siguientes proyectos."
1.- Talleres navales y de reparaciones en Ushuaia. 4.- Ampliación del servicio de recuperación y procesamiento de desechos antárticos en Ushuaia. 7. Mejoramiento de la hotelería y servicios de esparcimiento en Ushuaia. 9.- Funcionamiento de un Centro o Complejo Logísticos en Ushuaia.
"En forma amplia se pueden citar los siguientes rubros que conforman la potencial demanda del mercado nacional e internacional que puede ser satisfecho por el sector privado:"
"1. Agencia marítima; 2. Talleres navales; 3. Provisión de combustible y lubricantes; 4. Hotelería y esparcimiento; 5. Provisión de víveres secos, frescos, congelados y súpercongelados; 6. Servicios privados de medicina, odontología y anexos; 7. Provisión de indumentaria polar; 8. Construcciones polares; 9. Servicios turísticos, antárticos y locales; 10. Servicios de helicópteros y aviones; 11. Provisión de materiales de construcción; 12. Servicios de cámaras frigoríficas para carga en tránsito frigorizadas como para muestras científicas; 13. Servicios de buques y plataformas científicas en todas sus modalidades; 14. Servicio de mantenimiento de bases e instalaciones en la Antártida; 15. Servicios de administración y funcionamiento de bases y campamentos científicos; 16. Servicios de comunicaciones, telecomunicaciones y fax; 17. Servicios de transporte, recolección y procesamiento de desechos de la actividad humana en la Antártida; 18. Barraca de almacenamiento y galpón fiscal para mercaderías en tránsito (en Ushuaia)"
Nota: como se podrá observar, no es que la Argentina no haya tenido vocación de vanguardia en materia antártica. De hecho que el Decreto 2316/90 y este Documento elaborado en 1991 se adelanta mucho al exitoso programa australiano.
El Observatorio - 22 de Julio
Daniel Leguizamón
Antártida: Tierra del Fuego y el eje político-jurisdiccional.
Inscripto en el eje económico-productivo, en artículos anteriores hicimos una rápida ponderación del potencial y oportunidades en lo económico y social que representaría para TDF el correcto aprovechamiento de la intensa actividad científica y técnica internacional que se desarrolla en el cuadrante sudamericano del continente blanco y tomamos como parámetros algunos modelos basados en criterios de vanguardia, que reportan beneficios sustantivos a sus respectivas comunidades, todo esto con el objeto de sostener la necesidad de un urgente y profundo cambio conceptual en materia de política antártica.
Vamos a comenzar a abordar a partir de hoy un tema por demás complejo y delicado como es todo lo relativo al eje político-jurisdiccional, que advierto que no es de lectura fácil y por lo tanto requiera tal vez una atención más profunda.
Definición
Podríamos definir como gran tema central de fondo del eje político-jurisdiccional, a todo lo que realiza la República Argentina, y tributariamente Tierra del Fuego, en función de hacer valer lo cautelado por el Artículo IV Inc. 1º del Tratado Antártico, el cual dispone taxativamente que "Ninguna disposición del presente Tratado se interpretará: a) como una renuncia, por cualquiera de las Partes contratantes, a sus derechos de soberanía territorial o a las reclamaciones territoriales en la Antártida, que hubiere hecho valer precedentemente (es decir hasta 1959).
Puntos de referencia
Aquí surge el primer punto clave para tener en cuenta ya que implica claramente que "en algún momento" nuestro país va a disponer del marco y la oportunidad para discutir el tema, con el objeto de hacer valer los títulos y fundamentos que nos asisten.
Ese momento está previsto en principio para la década del '40, tal lo contemplado en la prórroga del Tratado, dispuesta en ocasión de la firma del llamado Protocolo de Madrid en 1991.
Mientras tanto, es decir entre la firma del Tratado (1959) y la etapa de definición (2040 en adelante...) tiene plena aplicabilidad el inciso 2 del Artículo IV del mismo, que plantea el "congelamiento" de los reclamos mientras el Tratado este vigente.
Por lo tanto, el objetivo lógico y primordial de nuestro país en este lapso, debería enfocarse a diseñar y ejecutar una ingeniería político-diplomática muy consistente de largo plazo, con el objeto de arribar a la etapa de definición con la mejor plataforma de negociación posible.
Tengamos presente que se conocen dos formas de lograr soberanía territorial:
La primera, es la impracticable idea de desarrollar de acá a los próximos treinta años una supremacía militar tal, que nos permita "imponer" a la comunidad antártica internacional nuestras aspiraciones en materia de soberanía en el continente blanco (...)
La segunda y única opción posible, es desarrollando una muy eficiente gestión político-diplomática que nos permita arribar a las instancias de definición con una sólida plataforma de negociación, capaz de garantizar una defensa de nuestros títulos, fundamentos e intereses, en el más alto nivel de excelencia posible.
Otra opción de "entrecasa" es dar rienda suelta a la triste caricatura nacional de la declamación estéril, la demagogia o el patrioterismo de oportunidad. Pero este es un capítulo recurrente que intentamos superar.
Líneas de acción
Si se comparte el criterio que la única opción viable consiste en desarrollar una sólida plataforma de negociación a partir de una ingeniería político-diplomática altamente eficaz, la primera tarea entonces en materia de redefinición conceptual, consiste en determinar qué acciones son: a) realmente útiles; b) estériles; c) contraproducentes.
Si logramos mentalizarnos que una hipotética resolución del tema de soberanía se librará indefectiblemente bajo intensas negociaciones con un abrumador conglomerado de intereses encontrados con los nuestros, será fácil entonces deducir que cada acción que realicemos en materia antártica durante la vigencia del Tratado estará configurando un precedente, que si bien no tiene base jurídica ni a favor ni en contra, sí en cambio puede estar generando un clima propenso o adverso a la consideración de la República Argentina como interlocutor válido y respetado.
En la medida que insistamos en acciones reñidas con la letra y el espíritu del Artículo IV, pretendiendo forzar gestos y declamaciones que habría que analizar en profundidad a qué intereses reales están sirviendo, tenemos que ser conscientes que pueden derivar en un clima adverso y contraproducente para nuestra estrategia.
Si no se dispone de otro tipo de poder, nunca es recomendable sentarse a negociar en situación de descrédito.
Por lo tanto, lo que debemos grabarnos a fuego como ABC de nuestro enfoque antártico es que lo realmente útil durante la vigencia del Tratado es generar: PRESTIGIO, INFLUENCIA, RESPETABILIDAD, PREDICAMENTO, LIDERAZGO en el marco internacional.
Bajo este enfoque y aunque pueda resultar incómodo a las estructuras históricas de gestión antártica, hay que poner bajo la lupa todas y cada unas de las acciones que desarrolla nuestro país en relación a la Antártida, para discernir cuáles tributan real y genuinamente a los intereses de fondo y cuáles perduran sólo como inercia de conceptos obsoletos o responden a otros intereses que ya sería hora de revisar.
Otros países lo han hecho y cosechan importantes réditos.
Otro factor a considerar
Otro punto clave que puede considerarse un factor absolutamente trascendente del Artículo IV del Tratado Antártico, es que contempla taxativamente el derecho a hacer valer nuestros reclamos.
Si este instituto se desnaturalizara, si perdiera entidad o se diluyera el sustento fundacional de lo cautelado en el Artículo IV, podría favorecerse la aspiración de un número creciente de países y organizaciones que proponen la internacionalización del continente antártico.
Por lo tanto, no debería quedar duda que nuestros intereses como país reclamante deben orientarse a propiciar en todo lo posible el fortalecimiento del Tratado y el estricto cumplimiento de su letra y espíritu, ya que probablemente sea el único foro que nos garantice a futuro la posibilidad de discusión con plena base jurídica de nuestros reclamos de soberanía.
Pero como existe una corriente intelectual, incluso dentro de nuestro país, que comulga con la idea de avanzar hacia una "internacionalización" de la Antártida, creo que cabe deslizar un comentario:
Sin desmerecer la nobleza de propósitos de quienes sostienen tal criterio, es preciso tener presente que la historia pasada, reciente e incluso contemporánea nos ensaña que la ambición humana ha generado y sigue generando constantes mutaciones en el diseño de la geografía política y económica mundial, y seguramente lo seguirá haciendo de acuerdo a las necesidades, codicia o poder de unos, y a las debilidades, desaciertos o inacción de otros.
En esta inteligencia puede asumirse que la posición de debilidad de nuestro país frente a países dominantes en momentos de la firma del Tratado Antártico, acentuado a su máxima expresión en la actualidad, de ninguna manera otorga derecho alguno a las sucesivas generaciones en ejercicio de la administración nacional o provincial, a disponer medidas, acciones u omisiones que signifiquen cercenar las posibilidades de las futuras generaciones a realizar en su máxima expresión los intereses del país en materia antártica.
El esquivo éxito de las generaciones que han estado en ejercicio del poder en las últimas décadas en la tarea de forjar una Nación con un margen deseable de prestigio, liderazgo o predicamento internacional, en ningún caso debe dar lugar a presuponer que nuevas generaciones de argentinos, carezcan de solvencia, capacidad y actitud para llevar al país a una situación más favorable y de mayor influencia o virtuosidad para hacer valer de la manera más conveniente los reclamos y/o intereses que gravitan respecto a la Antártida.
En todo caso, una Política de Estado coherente debe bregar para que las generaciones que dentro de cuatro décadas deban definir el futuro antártico, cuenten con el mejor posicionamiento y herramientas para desarrollar una tarea exitosa.
Pero no podemos arrogarnos en la actualidad la potestad de cercenarles tal posibilidad.
En este contexto, la vigencia del Tratado Antártico debe considerarse favorable, en la medida que nos concede un tiempo vital, en el cual, a partir de una política de largo plazo basada en el diseño y ejecución de una sólida ingeniería político-diplomática, podría lograrse un status de influencia adecuado, capaz de desencadenar situaciones y escenarios favorables a nuestros intereses.
Dentro de esta línea de pensamiento, si bien la política antártica es potestad indiscutida del Estado Nacional, Tierra del Fuego tiene responsabilidades cívicas y políticas que le otorgan no sólo responsabilidad sino el derecho a desarrollar líneas de pensamiento y/o de acción, capaces de oxigenar el enfoque de una política antártica nacional, que no siempre ha demostrado celeridad a la hora de instrumentar cambios capaces de instalarnos en posición de vanguardia en materia antártica.
Seguimos el próximo martes.
El Observatorio - 29 de Julio de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: Perfil de una política de estado provincial
Comenzamos esta columna hace unos meses, proponiendo analizar el rol que le cabe y hasta dónde pueden responder determinados recursos potenciales de Tierra del Fuego, no sólo al objeto morigerar el afligente panorama social que estamos viviendo o el que puede esperarse si no se acciona en forma enérgica y coherente, sino planteando la oportunidad de desarrollar en profundidad tales potencialidades, con expectativas de afianzar nuevas bases para mutar de un esquema económico social altamente dependiente y subsidiado que vive bajo recurrente amenaza, por un esquema con base más genuina y características de mayor autosuficiencia.
Prescindimos en un principio de abordar el tema Turismo, ya que en más o en menos, en la actualidad nadie desconoce ni discute su importancia y goza de un destacado lugar en la agenda social y política provincial.
La antítesis precisamente de lo que ocurre con la consideración general de lo que puede aportar a la provincia un inteligente aprovechamiento de la intensa y creciente actividad antártica internacional.
A fin encontrar parámetros aplicables, hicimos una vista rápida de los importantes beneficios económicos y sociales que obtienen de tal actividad otros puntos del planeta como Hobart y Christchurch, con menor potencial en cuanto a posición relativa que en nuestro caso, pero basados en conceptos de vanguardia que los hacen sumamente exitosos.
Y llegamos al punto de tener que discernir cuál es el campo de acción específico, así como los derechos, responsabilidades, potestades, y competencias que son propios de Tierra del Fuego, dentro del extremadamente delicado statu quo político jurisdiccional que configuran la legislación nacional y el Tratado Antártico, en función de definir un modelo provincial apto para usufructuar en todo su potencial las oportunidades económicas que presenta, así como para contribuir con imaginación y sensatez en lo político.
El contexto formal
Si bien el futuro del continente antártico es un tema por demás complejo y prácticamente imposible de diagnosticar en la actualidad, dado que no sólo está sujeto a la evolución de su propio marco institucional, sino al impredecible "giro de caleidoscopio" que presupone el ordenamiento global en las próximas décadas conforme a los esquemas de poder y de ambición que vayan emergiendo, no es ocioso conocer y manejar al menos el contexto "formal" al que debemos atenernos, para evitar tropiezos y acciones fallidas.
Sería una verdadera irresponsabilidad largarnos impulsivamente a una aventura antártica, sin conocer en profundidad las reglas de juego imperantes, tanto a nivel nacional como internacional.
Los "brotes impulsivos" que ignoran la lógica del ámbito donde se pretende accionar jamás dan buenos resultados y por lo general naufragan en su propia inconsistencia, un yerro que no tenemos margen ni justificación para cometer.
En principio hay que divisar claramente que un ámbito de la complejidad del Sistema del Tratado Antártico, existe una lógica absolutamente inmune a cualquier forma de manipulación ajena a sus propias reglas, que claro está, no excluye ni a la percepción epidérmica con que se acostumbra a "pontificar" sobre determinados temas en el ámbito local, ni a la conspicua "Universidad de la calle", ni a la mismísima cátedra de la mesa de café, siempre tan curiosamente influyentes a la hora de la toma temprana de posición frente a temas relevantes o novedosos.
Por tal razón, vale desviar de alguna manera el foco principal de esta columna, para aportar algunos puntos de vista capaces de alentar el debate necesario para la formación de un criterio individual y colectivo basado en datos objetivos de la realidad.
Perfil de una política provincial
Luego de asumir las respectivas competencias que demarca la normativa vigente, la primera tarea de una política de estado local en el marco político jurisdiccional, debe enfocarse a identificar los flancos e intersticios aptos y fértiles que presenta tanto la política antártica nacional y específicamente el Tratado Antártico, con el objeto de desplegar una estrategia provincial basada en las singularidades que aporta no sólo nuestra privilegiada ubicación geoestratégica, sino la íntima e inobjetable relación social e institucional de Tierra del Fuego con el sector antártico.
En este punto vale enfatizar todas las veces que sea necesario que el perfil de una política provincial tiene una naturaleza totalmente diferente al de la política nacional.
No se trata de calcar o competir con las misiones y funciones de los organismos nacionales competentes, sino de poner en juego en la forma más edificante y complementaria posible determinados atributos que pueden considerarse eminentemente exclusivos del ámbito fueguino.
Por ejemplo, el claro "contexto antártico" que distingue a la provincia, o el sentido de "pertenencia" consagrado incluso en nuestra Constitución Provincial (no obstante el Decreto Reglamentario 905/90 de la Ley de provincialización "observa" el capítulo correspondiente los límites de Tierra del Fuego...).
En el mismo orden de ideas, es innegable que nos caben "responsabilidades cívicas y políticas" respecto a la Antártida mucho más directas y precisas que a otras regiones del país, identificadas e involucradas con otros aspectos económicos, sociales o políticos.
Sería inaceptable intentar desnaturalizar tales atributos, o pretender endosar su carga de responsabilidad a otras provincias, o incluso en forma exclusiva al propio estado nacional, que si bien nadie discute su potestad formal, ninguna razón virtuosa le impide nutrirse del aporte fundado y criterioso concebido en un ámbito natural e íntimamente consustanciado con la Antártida como lo es Tierra del Fuego.
Tampoco es ocioso señalar que por razones geográficas, pertenencia directa, motivación y familiaridad, Tierra del Fuego debe ser lógica y naturalmente la jurisdicción más involucrada en asuntos antárticos y en esto se funda nuestra aspiración y derecho a contribuir con la política nacional, cultivando incluso nuestra propia visión acerca de un aspecto tan íntimamente asociado por múltiples e indiscutibles factores, tanto a las oportunidades de desarrollo fueguino como a la vida institucional.
Pero esta postura no tiene otra opción que constituirse y consolidarse inexorablemente desde la base del conocimiento acabado, tanto de la letra y el espíritu de la normativa nacional e internacional, como de la lógica tácita o explícita que impera en el universo de intereses que gravitan dentro del propio marco del Sistema del Tratado Antártico.
Tal la razón fundamental por la que en uno de los primeros artículos referidos a este tema, subrayaba que el delicado aspecto político-jurisdiccional y el promisorio campo económico-productivo son caras de una misma moneda, pero que nada de lo que se haga en este último, el más redituable y tentador por cierto, debe interferir, atentar o generar precedentes inconvenientes para el diseño de estrategias en el campo político, que permitan al país implementar una ingeniería político-diplomática capaz de proveernos una sólido posicionamiento.
Si comprendemos, asumimos y acatamos este concepto base, tendremos altas posibilidades de constituirnos en interlocutores válidos y respetados en el ámbito de competencia nacional, con posibilidades de discutir, insertar o acelerar la puesta en práctica de nuevos enfoques, tanto como de hacer valer la urgencia social de Tierra del Fuego en desarrollar, por ejemplo, los postulados del Decreto 2316/90 y las recomendaciones que nos atañen, vertidas en el Documento Final del Grupo Asesor conformado en 1991 por Cancillería y Ministerio de Defensa para la materialización de los objetivos del mismo (ver El Observatorio del 15 de Julio).
La visión a largo plazo
Por último, quisiera defender el pensamiento a largo plazo.
No es ni delirante, ni idealista, ni lírico pensar más allá de la coyuntura. De hecho que las organizaciones, comunidades y estados que prosperan, lo hacen en base a una sólida concepción estadista montada en la visión a largo plazo.
No debiéramos conformarnos con la habilidad adquirida para "zafar" siempre de la coyuntura, porque si nos sinceramos con nosotros mismos y nos damos la oportunidad de probar con la verdad, vamos a advertir que tal habilidad es ilusoria y no ha hecho otra cosa que sumergirnos en un círculo vicioso que describe una interminable espiral descendente.
Si bien los tiempos exigen respuestas ya, aquí y ahora, también es importante tratar de distinguir los caminos más convenientes.
Aún mientras no nos quede otra que lidiar en un terreno pantanoso, no es malo que algunos traten de alzar un poco la vista con el propósito divisar la dirección que permita orientar las desgastadas fuerzas sociales hacia un camino firme, que nos lleve a donde resulte más acertado ir.
De otra manera, siempre estamos avanzando a ciegas, por impulsos y librados a circunstancias fortuitas o a la casualidad, en vez de sustentarnos en la "causalidad" que surge de acciones o decisiones adoptadas con una visión amplia, desde una perspectiva seguramente determinante.
Seguimos el próximo martes.
El Observatorio - 5 de Agosto de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: Encuadre de una política provincial
Mediante la Ley Nacional Nº 15.802, sancionada el 25 de Abril de 1961 y publicada en el Boletín Oficial el 16 de mayo del mismo año, la República Argentina, ratifica el Tratado Antártico suscripto en Washington el 1º de Diciembre de 1959.
Diez años más tarde de su firma, exactamente el 31 de diciembre de 1969, "en uso de las atribuciones conferidas por el Artículo 5º del Estatuto de la Revolución Argentina" el Presidente de facto Tte. Gral. Juan Carlos Onganía sanciona la Ley 18.513 que rige legalmente hasta nuestros días la política antártica nacional.
Más allá del opinable marco doctrinario o la desactualización conceptual y funcional de algunos tramos ya absolutamente impresentables en el siglo XXI, como los Arts. 12, 18 y 23 entre otros (ver recuadro) que puede atribuírsele a una norma concebida hace treinta y cuatro (34), en una etapa de país regido por gobiernos de facto y dentro de un ordenamiento mundial signado por la "Guerra Fría" que ya es historia hace largo rato, lo cierto es que nos guste o no, es el marco legal vigente.
Por lo tanto resulta inapelable, al menos hasta que en algún rapto de inspiración, la Nación argentina entienda oportuno revisar a fondo el andamiaje normativo respecto a la Antártida, con el propósito de optimizar la estructura jurídica a fin de maximizar la capacidad de respuesta del país frente a los retos y oportunidades en materia antártica, tanto en el presente como en el futuro.
Pero si bien como argentinos tenemos pleno derecho a pretender un cambio cualitativo en este aspecto, como fueguinos debemos concentrarnos en determinar cuáles son las directrices aplicables a nuestra competencia provincial y cuál es el marco normativo para sustentar tales directrices.
Y en este punto vale aclarar que aún cuando se diera un cambio de naturaleza positiva, existe una realidad indiscutible que no va a modificarse, ni tiene sentido hacerlo, que es la competencia nacional en aspectos referidos a responsabilidad en el área del Tratado.
Por lo pronto, el Artículo 5º de la Ley Nacional vigente dispone que "En uso de sus atribuciones y en cumplimiento de sus obligaciones, el gobierno nacional asume integralmente la responsabilidad sobre los intereses argentinos en la Antártida, sosteniendo, regulando y controlando la actividad de todos los organismos oficiales y privados que intervengan en esa región".
Dos importantes certezas
Este constituye el marco normativo de referencia al que debemos atenernos, el cual nos aporta dos grandes certezas para orientar una estrategia provincial viable:
-
Todo lo que hagamos en la provincia fuera del sector antártico (es decir, en nuestra jurisdicción real) que no se contraponga obviamente a normativa nacional o internacional, es facultad del Estado de Tierra del Fuego impulsarlo y desarrollarlo con pleno ejercicio de competencia.
Por ejemplo, producir y/o comercializar bienes y servicios a terceros países en el ámbito específico de la Isla Grande, incluso realizar tareas de marketing, promoción y captación de "clientes" antárticos con el lógico y esperable apoyo de Cancillería y la Dirección Nacional del Antártico; o en el orden político-jurisdiccional, desarrollar acciones de gobierno capaces de contribuir genuinamente a la política antártica nacional.
-
Todo lo que planifiquemos en la provincia, que implique desplegar personal o material en el área del Tratado y que por normativa del mismo tipifique como "responsabilidad de bandera", es decir que legalmente pueda comprometer al Estado Nacional, queda subordinado indefectiblemente al Artículo 5º de la Ley 18.513.
Por ejemplo, cualquier tipo de actividad oficial o auspiciada por el gobierno provincial en la Antártida o incluso el apoyo logístico a terceros países en el área del Tratado, cuando tal actividad no quede legalmente cubierta bajo la responsabilidad del país o el programa que ha contratado dichos servicios y por defecto, quede bajo responsabilidad argentina.
En este caso, estamos sujetos a la regulación y control nacional, lo que de ninguna manera implica que no lo podamos desarrollar, tal como lo hace con gran éxito Christchurch o Hobart, sino que debemos ajustar con las autoridades competentes mecanismos y procedimientos que por naturaleza e implicancias, son de por sí delicados.
Normativa provincial
En torno a estas certezas debemos ir edificando la estructura de una estrategia antártica provincial.
La primera tarea entonces, consiste en determinar cuáles son las directrices más adecuadas que van a sustentar tal estrategia, enfocada a capitalizar las ventajas comparativas y competitivas que nos aporta nuestra privilegiada posición relativa, así como a ejercer con sensatez las responsabilidades cívicas y políticas que nos caben.
Identificamos en notas anteriores los ejes político-jurisdiccional y económico-productivo como las dos caras de la moneda donde se va a imprimir toda acción tendiente a aportar valor a nuestra política antártica.
Y la segunda tarea es determinar si la normativa vigente a nivel provincial constituye el andamiaje legal que se necesita para sustentar eficientemente tales directrices.
Decíamos el martes pasado que una política antártica provincial de ninguna manera consiste en calcar, competir y mucho menos usurpar misiones y funciones que le competen a la nación.
En este contexto, la muy pobre Ley 307 sancionada a mediados de la década pasada está muy lejos de ser la herramienta que necesita Tierra del Fuego para sustentar un programa antártico vigoroso y de vanguardia.
En principio no sólo porque copia textualmente párrafos completos que deslizan veladamente el espíritu de la "Ley de la Revolución Argentina" 18.513/69 en lo funcional y en lo doctrinario, que en todo caso podría hasta llegar a disimularse si presentara un contenido valioso más allá de lo declamativo, sino porque no aporta ninguna de las herramientas capaces de sustentar concretamente una estrategia provincial de vanguardia.
El objeto de una política antártica provincial no pasa necesariamente por hacer buena letra y lucir en línea con determinado sesgo ideológico doctrinario que sostiene hasta nuestros días el "aura" de la Ley de la Revolución Argentina, ni por instalar en Tierra del Fuego el espíritu de una normativa con aspectos insalvablemente anacrónicos e inaplicables a un modelo provincial.
El mejor aporte a la comunidad provincial y nacional consiste en oxigenar la visión conceptual en materia antártica, apelando si es necesario a ejemplos de otros modelos de avanzada que pueden exhibir resultados inapelables (NZ y AU), con el objeto de avanzar decididamente hacia la plena y máxima puesta en valor de las fortalezas y potenciales que presenta la provincia.
Debemos animarnos, más allá de los esperables enfados, maniobras típicas de desacreditación y resistencias que este "atrevimiento" pueda producir en sectores muy reducidos que operan en la provincia y que, por matriz de formación o por legítima identificación dentro de las libertades que garantiza una Democracia, permanecen aún hoy indisimulablemente aferrados a determinados aspectos doctrinarios de la Ley 18513/69.
Pero vale enfatizar que la provincia no tiene ninguna obligación, ni existe razón alguna para aplicar una línea de pensamiento ajena al pleno derecho y potestad que nos asiste para desarrollar un programa antártico apoyado en criterios y metodologías de vanguardia, tanto o mucho más efectivos para capitalizar y usufructuar las oportunidades que presenta la actividad antártica internacional, como para contribuir genuinamente a generar prestigio, influencia, predicamento, respetabilidad y liderazgo, valores fundamentales sobre los cuales afianzar el mejor posicionamiento de nuestro país en el orden internacional.
En este punto habrá que aguardar un intenso debate en la Legislatura Provincial, donde se encuentran en comisión dos Proyectos de Ley de Política Antártica Provincial, que aunque con ciertas coincidencias en aspectos funcionales, reportan a conceptos doctrinarios de fondo totalmente opuestos.
Seguimos el próximo martes.
Recuadro:
Ley Nacional 18.513/69
"ORIENTACION SUPERIOR PARA LA ACTIVIDAD ANTARTICA ARGENTINA"
BUENOS AIRES, 31 de Diciembre de 1969
BOLETIN OFICIAL, 09 de Marzo de 1970
ONGANIA - CÁCERES MONIE
Vigente
"En uso de las atribuciones conferidas por el artículo 5 del Estatuto de la Revolución Argentina, EL PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA, SANCIONA Y PROMULGA CON FUERZA DE LEY:"
"ARTICULO 12.- Asígnanse las siguientes responsabilidades para la actividad antártica argentina:
b) Planeamiento, programación, dirección y control de la actividad científico-técnica y logística: Ministerio de Defensa;"
"ARTICULO 18.- El cargo de director nacional del Antártico será cubierto por un oficial superior en situación de retiro de las fuerzas armadas..."
"ARTICULO 23.- El ministro de Defensa asesorado por la Dirección Nacional del antártico propondrá a los consejos nacionales de Desarrollo, de Seguridad y de Ciencia y Técnica, los planes antárticos de largo y mediano plazo y las previsiones concretas a introducir en el Plan General de Desarrollo y Seguridad y en el Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad."
El Observatorio - 12 de Agosto de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: Para qué una nueva Ley Antártica Provincial?
¿Tiene sentido debatir una nueva Ley de Política Antártica provincial?
Y... si nos proponemos metas realmente trascendentes, indefectiblemente debemos contar con el marco normativo actualizado, útil y eficiente para sustentar las estrategias que convenga desplegar.
Nadie duda que quienes elaboraron la Ley 307 a mediados de la década pasada pusieron en ella su máximo esfuerzo intelectual, pero si nos consideramos con aptitudes para poner realmente en valor nuestro privilegiado posicionamiento geográfico y a partir de ello pretendemos desarrollar un genuino pilar socioeconómico o realizar un aporte inteligente a la política antártica nacional, debemos convenir que ya en el momento mismo de su sanción, la misma era conceptualmente anacrónica e insuficiente para respaldar una política consistente y evolucionada.
Básicamente, una Ley de Política Antártica provincial tiene que trascender el marco declamativo y evitar cualquier tipo de pleitesías a intereses ajenos al genuino derecho de la provincia de implementar una política de estado basada en criterios de vanguardia.
Una Ley provincial debe superar el discurso elemental para enfocarse decididamente en establecer no sólo objetivos y directrices que reporten a nuestros intereses de fondo, sino que en pleno ejercicio de las facultades y competencias de un sistema FEDERAL, debe abarcar taxativamente, por ejemplo, condiciones de seguridad jurídica que no aporta la normativa nacional ni la Ley provincial vigente y que resultan indispensables para lograr la captación de programas internacionales, tal como lo hacen con mucho éxito otras "puertas de entrada" a la Antártida como Hobart y Christchurch.
Nuestro propósito no es competir con el programa antártico nacional, que ya cuenta con un marco legal que le otorga plena competencia y responsabilidad en el sector antártico.
Mucho menos transformar a la provincia en una sucursal de una visión conceptual y doctrinaria ajena a nuestra realidad e intereses.
Como hemos sostenido con "cordial ironía" en algunos intercambios de opiniones con actores centrales de la letra y el espíritu de la Ley 18.513: "si al programa nacional le cierra mejor operar desde Buenos Aires, desde Misiones o de Jujuy que lo haga...pero Tierra del Fuego va a hacer todo lo que esté a su alcance para que el resto de la comunidad antártica internacional encuentre en la Isla las condiciones operativas y jurídicas adecuadas para operar eficientemente desde este enclave geográfico privilegiado"
"Clientes potenciales"
Si hay algo extremadamente importante que la comunidad fueguina debe tener en cuenta es que nuestros "clientes potenciales", es decir posibles usuarios de nuestra singularidad geográfica y oferta logística, es un conglomerado de estados e instituciones compuesto por los países miembros del Tratado Antártico, más una cantidad de organizaciones científicas y Universidades con capacidad y especificidad para desarrollar líneas de investigación o programas encuadrados en las normas del T.A., más una cantidad de ONGs que operan en el sector antártico.
De todo ese "universo", el programa antártico argentino es solamente UNO de los potenciales "clientes", que si bien sería lógico y natural que operara desde Tierra del Fuego, presenta todavía mucha resistencia a abandonar su cómoda localización en Buenos Aires.
Por lo tanto, seguramente sea inteligente y aconsejable concentrar las energías provinciales en desarrollar las condiciones operativas, de competitividad y de seguridad jurídica que permita a terceros países o programas internacionales la elección de Ushuaia como "nexo óptimo" con la Antártida, dejando que el programa nacional evolucione al compás de sus tiempos y circunstancias...
Demás está decir que cuando decidan que ya es tiempo, será calurosamente bienvenido!
Mientras tanto, nosotros como provincia debemos avanzar decididamente en campo fértil.
Un Ley provincial
En esta inteligencia se justifica plenamente avanzar en una nueva Ley Antártica Provincial, moderna y versátil, tras el objetivo de desarrollar las condiciones operativas, de competitividad, de seguridad jurídica y de marketing adecuadas para desarrollar nuestra propia estrategia provincial, absolutamente respetuosa de las normas y criterios nacionales, pero independiente de la evolución doctrinaria y funcional del programa antártico nacional.
No es ocioso repetir cuantas veces sea necesario que la clave no está en lo que Tierra del Fuego debe hacer EN la Antártida, que es competencia eminentemente nacional, sino lo que debemos hacer EN LA ISLA para capitalizar la actividad antártica nacional e internacional hacia ese sector.
De hecho que en materia turística a partir de 1992 así lo hicimos, con herramientas mucho más precarias y en base a la mera voluntad y convicción de organismos como el Infuetur, la Dirección de Puertos, Aduana, Migraciones, Area Naval Austral, Prefectura, Jefatura del viejo Aeropuerto de Ushuaia, Dirección de Medio Ambiente de la Municipalidad y otros, por iniciativa y gestión pura y decididamente provincial, que nos permite desde 1999 ostentar un posicionamiento óptimo, con el 97% del tráfico turístico mundial a la Antártida pasando por el puerto de Ushuaia (contra un 35% que lo hacía en 1992).
Pero en lo que hace a la captación de programas científicos y técnicos que demanden bienes y servicios provistos en Tierra del Fuego, actividades estas que poseen una entidad infinitamente superior al turismo, tanto en la inserción en el espíritu del Tratado Antártico como en la consideración internacional (y donde el avance desde 1995 ha sido prácticamente nulo), hacen falta directrices y herramientas muy concretas que es necesario plasmar en una normativa provincial, así como garantías de previsibilidad, confiabilidad y seriedad, que resultan exigencias determinantes de nuestros potenciales clientes.
Estas condiciones deben considerarse objetivos DE ESTADO y por lo tanto, deben quedar plasmadas en una norma legal que garantice su efectivo cumplimiento en el tiempo, evitando que quede al libre albedrío de las gestiones de turno o de las típicas marchas y contramarchas, entusiasmos y apatías que resultan de los cambios de gobierno.
La Legislatura?
Seguramente coincidamos en que el tema antártico aún resulta totalmente ajeno a una porción mayoritaria de nuestra comunidad (como lo era el turismo veintitantos años atrás) por lo que es natural que se desconozca su verdadero potencial y mucho más aún la lógica que le es propia.
Pero la pregunta obligada es si la dirigencia política y en especial los legisladores, en su en su delicada condición de ser en gran medida artífices del diseño futuro de sociedad, pueden permanecer indiferentes o ajenos a una de los potenciales más genuinos de Tierra del Fuego para responder a las exigencias del presente y del futuro en materia socioeconómica.
Como bien observaba el representante de Aduana en una reciente reunión con las Cámaras empresarias, organismos de aplicación, CADIC, etc., donde se analizaban los proyectos de Ley Antártica que se encuentran en estudio por parte de la Comisión 1 de la Legislatura Provincial: "cualquier actividad productiva basada en los recursos naturales o en la Ley 19.640 bien puede estar localizada en cualquier lugar del país o del exterior y siempre estará expuesta a la espada de Damocles que implica su discontinuación...En cambio, la actividad logística antártica para el cuadrante sudamericano no tiene otra ubicación más lógica, genuina y privilegiada que la de Tierra del Fuego"
Resulta una certeza tan elemental que realmente sorprende que a esta altura que esté tan poco elaborada en la agenda social y política de la provincia.
Aunque todo tiene su tiempo de maduración y en este aspecto vale subrayar que se está notando una mayor receptividad hacia el tema así como la realineación de una serie de factores determinantes, por lo que no es improbable que estemos cerca del "click" necesario para establecer un verdadero punto de inflexión en materia antártica.
Ojalá así sea!
Seguimos el próximo martes.
El Observatorio - 18 de Agosto de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida, Buenos Aires y Tierra del Fuego
Uno de los hechos incontrastables se puede observar con relación a la Antártida es que "lo que en Buenos Aires pasa por el papel, en Tierra del Fuego pasa por la piel".
¿Qué se quiere decir con esto? Que mientras en la Capital Federal casi todo se maneja a partir de la letra impersonal de expedientes e informes, más del 90% de las personas físicas de la comunidad mundial que a través del turismo van a la Antártida y los medios que incursionan en el área del Tratado (en muy pequeña escala aún, el rubro científico) pasan por Ushuaia, contratan servicios locales, caminan nuestras calles, amarran en nuestro puerto, utilizan nuestro aeropuerto, se mezclan y se comunican con nuestra gente, consultan nuestro Centros de Informes y vierten sus quejas u observaciones por algunos dislates burocráticos o de otro tipo, tanto del orden nacional como provincial.
La totalidad de los staffs antárticos que transitan por Ushuaia se relacionan con empresas proveedoras de bienes y servicios, así como con autoridades locales y aportan una riquísima percepción de las inquietudes, los requerimientos, así como las cuestiones reales y prácticas que gravitan en la operación antártica.
Podemos afirmar con total autoridad que somos básicamente los ojos y los oídos de lo que ocurre en el continente blanco y que si no hemos logrado desarrollar otras capacidades absolutamente factibles, es porque la Estado Nacional no ha querido y Tierra del Fuego no ha sabido hasta el presente consolidar un posicionamiento óptimo en materia científica, técnica, universitaria, cultural, etc, de manera de capitalizar debidamente la excelente situación geoestratégica con respecto al continente blanco.
La nuestra no se trata de una percepción remota e impersonal, sino que Ushuaia tiene todos los atributos para constituirse en el centro neurálgico por excelencia de la República Argentina en materia antártica.
Y en nuestro caso en particular como provincia, tal posicionamiento no se limita a una postura teórica o insustancial, sino que tal como se expresa en los fundamentos del Proyecto de Ley que se está debatiendo en estos días en la legislatura local "Es preciso subrayar que cuando hablamos de consolidarnos como la conexión óptima entre la Antártida y el mundo, no lo hacemos con un mero afán exitista, sino porque detrás de tal actividad sobrevienen múltiples oportunidades económicas y laborales que pueden aportar una significativa cuota de solución a nuestra problemática de empleo y al financiamiento de las responsabilidades básicas del Estado".
Lo formal y lo vital
En tren de aportar frases descriptivas, podríamos agregar también que "lo que en Buenos Aires constituye una obligación formal, en Tierra del Fuego significa una razón vital".
Porqué digo esto.
Básicamente porque si bien la Capital Federal es la sede natural de los organismos competentes, debemos convenir que los intereses, los tiempos y los efectos concretos de una consolidación operativa y funcional de Ushuaia como "conexión óptima a la Antártida" no son los mismos para Buenos Aires que para la comunidad de Ushuaia.
Como gran cabeza de un país virtualmente atrofiado en su genuina potencialidad territorial, los hechos hasta aquí demuestran que mientras cumpla formalmente y sin sobresaltos su competencia administrativa, Buenos Aires, aún con la mejor predisposición retórica, se ha sentido con potestad para dilatar decisiones que para Ushuaia son vitales e impostergables y se ha concentrado en priorizar opciones capaces salvaguardar una concepción de corte centralista, que postergan la puesta en valor del potencial de Tierra del Fuego en materia de competitividad antártica a nivel mundial, menguando incluso los réditos que esto puede reportar al propio país.
Una prueba incontrastable es el Decreto 2316/90 y las Recomendaciones del Grupo Asesor de 1991.
Aunque vale apuntar que existen altas probabilidades que con un Presidente con el perfil conceptual de Kirchner, con fuerte sensibilidad sureña y profundo conocimiento de la problemática geopolítica austral, la cosa tienda a cambiar. Algunos signos positivos ya comienzan a aflorar desde la Capital Federal.
En este sentido, la vocación de Tierra del Fuego apunta claramente a lograr la máxima articulación y complementariedad con el estado nacional, bregando por afianzar una relación armónica y constructiva, capaz de desarrollar al punto óptimo las mejores capacidades y oportunidades disponibles.
Entendemos que honrando el sistema Federal en el que se basa institucionalmente nuestro país y en estricto respeto a las competencias que le son propias al estado nacional, existe la posibilidad de consolidar determinadas herramientas operativas así como un régimen jurídico provincial de avanzada, como elementos vitales para sustentar una estrategia local, tributaria tanto a los más elevados intereses nacionales como provinciales, que como claramente se ha planteado en notas anteriores, no pasa por lo que Tierra del Fuego desarrolle en la Antártida, sino en lo que se desarrolle en la Isla para usufructuar la creciente importante actividad internacional en el continente blanco.
El proyecto de Ley "Antártica" que se analiza en la Legislatura constituye una de estas herramientas, en cuya elaboración están participando el CADIC, la Universidad de la Patagonia y otros actores locales, esperándose también los comentarios definitivos de la autoridad de aplicación nacional.
En el recuadro, aspectos sustanciales del proyecto de Ley en análisis.
Seguimos el próximo martes.
Contendido del Proyecto de Ley "Antártica"
Se entiende por actividad antártica provincial al conjunto de acciones realizadas por personas físicas y jurídicas, de carácter público o privado, nacionales o internacionales, dentro de la jurisdicción provincial, que impliquen tránsito, estadía, abastecimiento o actividad humana dentro o para el área comprendida por el Sistema del Tratado Antártico y que a tales efectos utilicen como punto de apoyo a la Isla Grande de Tierra del Fuego.
Las actividades que la Provincia realizará en relación con el continente antártico tienen como objetivo la plena satisfacción de los intereses provinciales y nacionales en materia antártica global; constituir a Tierra del Fuego en un eficaz soporte a la actividad antártica nacional e internacional y promover acciones a nivel nacional e internacional con el objeto de usufructuar el conjunto de soluciones logísticas e infraestructura existentes y a desarrollar en el ámbito provincial.
Las prioridades giran en torno a consolidar a la Isla Grande de Tierra del Fuego como nexo óptimo entre la Antártida y el mundo; afianzar e intensificar en el ámbito provincial, el conocimiento y la especialización que resulte funcional a los objetivos de fondo; promover la protección del medio ambiente, asistir, difundir y monitorear la actividad turística hacia la Antártida y contribuir al fortalecimiento y difusión del Sistema del Tratado Antártico.
Propone fomentar y desarrollar en el ámbito de la Provincia, toda actividad humana capaz de generar beneficios socioeconómicos y a tal fin, el estado provincial deberá impulsar, promover y desarrollar actividades productivas y de servicios dirigidas a satisfacer los requerimientos de la actividad antártica o subantártica, implementar programas y/o regímenes especiales, tendientes a incrementar el consumo y utilización de bienes y servicios, elaborados o prestados en el ámbito provincia.
También impulsa la optimización de las capacidades logísticas, operativas, de abastecimiento y comunicaciones de Tierra del Fuego, instruyendo al Estado provincial a propiciar el apoyo y facilitación del transporte marítimo y aéreo desde o hacia el sector antártico; dar prioridad a la construcción, adecuación u optimización de infraestructura necesaria; propiciar la creación de un sistema logístico multimodal antártico; propiciar el desarrollo de un servicio de recuperación y procesamiento de residuos antárticos; contribuir en coordinación con organismos competentes en los servicios de apoyo y seguridad a la navegación marítima y aérea, prevención y solución de contingencias ecológicas, adiestramiento preantártico y a las operaciones en general.
Fija como objetivo instrumentar acciones tendientes a transformar a la Isla Grande de Tierra del Fuego en un polo científico-universitario internacional especializado en materia antártica y subantártica, facultando al Poder Ejecutivo provincial a liberar a organizaciones científicas nacionales e internacionales antárticas, de todo gravamen y conceder beneficios especiales por el término de tiempo que juzgue necesario, otorgando seguridad jurídica inviolable a los convenios que cuenten con Acuerdo Legislativo. Dispone asimismo realizar gestiones ante los organismos nacionales pertinentes a fin de intensificar la utilización del Centro Austral de Investigaciones Científicas como plataforma científica-universitaria y/o gestionar recursos nacionales o internacionales para la construcción, operación y mantenimiento de instalaciones de tal naturaleza.
Sigue en próximas entregas.
El Observatorio - 2 de Septiembre de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: Tasmania y Tierra del Fuego
Volvamos a repasar el modelo Tasmania (AU) para ver un poco qué han logrado ellos en los últimos diez años y qué nosotros, a fin de tratar de determinar qué hemos hecho bien y qué no, en materia de aprovechamiento económico-social de la actividad antártica que desarrolla la comunidad "internacional" en el continente blanco.
Para comenzar, vale recordar que Australia es un país tan "reclamante" de soberanía como la República Argentina y que no hay evidencia alguna que esté dispuesto a declinar o resignar tal postura.
Este detalle debe servirnos para identificar claramente que existen criterios diferentes al que ha mantenido nuestro país. Naciones, como Nueva Zelandia y Australia han encontrado sensato apoyar efectivamente la puesta en valor de sus principales enclaves estratégicos respecto a la Antártida. Y a juzgar por los resultados, tan mal no les ha ido...
Quiero destacar este punto debido a que la información extremadamente elemental que por razones inexplicables se sigue bajando a la comunidad nacional y lo que es peor aún, a la mismísima comunidad de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, es en gran medida responsable directa de la "no percepción" del vasto potencial que representa la actividad antártica para contribuir a la resolución del agobiante escenario socioeconómico que enfrenta nuestra comunidad y en términos globales, para optimizar la contribución de la República Argentina a la letra y al espíritu del Tratado Antártico cuando apela a la cooperación de los estados contratantes para facilitar por todos los medios disponibles la acción científica y técnica en el área del Tratado.
Esta información tan pobre y rudimentaria a que se somete a generación tras generación, (incluidos aquellos que han sido formados en los más altos niveles académicos de nuestro país) termina resultando funcional a determinados intereses absolutamente discutibles en pleno Siglo XXI y abona el concepto erróneo que la única vía posible y "patriótica" de contribuir al interés nacional o provincial se reduce a mantener un rol civil pasivo y limitado a las consabidas declamaciones de rigor, a la retórica altisonante o a la mera acción simbólica.
El análisis de cómo proceden otras culturas y los resultados que obtienen, nos proporciona argumentos absolutamente válidos para cuestionar constructivamente esta suerte de "pensamiento único y excluyente", habilitándonos para proponer otras opciones conceptuales y funcionales basadas en criterios más evolucionados.
Ushuaia 10 años atrás
Hace exactamente 10 años para esta fecha (del 4 al 7 de Septiembre) presenciábamos en la Escuela Nº 1 y en el CADIC las exposiciones del Peter Nunnan y Vic Allen, máximos directivos del programa antártico de Nueva Zelandia, a quienes invitamos en el marco del Foro Antártico de la Eco Tierra del Fuego '93.
En notas anteriores comenté que, además de abordar temas de interés común, tal invitación tuvo por objeto ilustrar a las autoridades locales y a invitados nacionales sobre los logros y el protagonismo de Christchurch como "puerta de entrada" a la Antártida, que por aquellos días era el paradigma en esta materia.
Si no fue invitada Australia se debió a la sencilla razón que en ese entonces estaban más o menos en la misma situación que nosotros. (Recordemos que hoy han logrado atraer ingresos por más de 80 millones de dólares por año en el rubro antártico y subantártico y genera una envidiable gama de oportunidades laborales, académicas y científicas)
A esta altura del año, pero en 1993, Tierra del Fuego hacía un largo año y medio que ya había planteado y fundamentado su política antártica. Había logrado adhesiones provinciales, nacional e internacionales, e incluso contaba con financiación para la creación del Centro Antártico Fueguino, que debía funcionar en la ex Gamela Policial. A mediados del '92 se creó la Oficina Antártica en la órbita del INFUETUR, que fue la primera dependencia específica existente en Tierra del Fuego y a través de la cual se canalizó la política oficial del gobierno provincial en materia antártica, organismo que ha tenido y que sigue teniendo importantes logros y reconocimientos nacionales e internacionales.
A instancias del Infuetur, en septiembre de 1992 se firmó el Convenio Marco aún vigente entre la Dirección Nacional del Antártico y el Gobierno de Tierra del Fuego, logrando un excelente clima de cooperación con las autoridades nacionales para desarrollar los postulados del Decreto Nacional 2316/90.
Desde los primeros meses de 1992 se inició un trabajo mancomunado con la Aduana, Migraciones, Armada Argentina, Prefectura, Jefatura de Aeropuerto Ushuaia para despejar los obstáculos burocráticos innecesarios que "espantaban" la operación antártica desde Ushuaia y desde la creación de la Dirección Provincial de Puertos se logró darle prioridad absoluta a los cruceros antárticos.
En el orden internacional se había comenzado una sólida tarea de marketing antártico y la labor desarrollada a través de la Oficina Antártica fue ampliamente reconocida, al punto de ser invitados por organismos prestigiosos como la IUCN y el SCAR para participar en eventos de gran jerarquía, como por ejemplo el work shop de Goritzia, el cual tomó las ponencias aportadas por Tierra del Fuego, las que dieron origen a programas internacionales como el IDAT.
Hobart 10 años atrás
Durante ese mismo período, Hobart, capital de Tasmania, también había comenzado a generar su propio espacio como "puerta de entrada" a la dependencia del mar de Ross.
Como podrán comprobar si les surge la curiosidad de visitar la página web http://www.development.tas.gov.au/antarctic/oaaoffice.html, desde 1993 la "Antarctic Tasmania" (equivalente a la Oficina Antártica del INFUETUR), cooperaba con el Gobierno de Tasmania para desarrollar el Antarctic Science Centre y el Antarctic Adventure, conceptos bastante similares a los del Centro Antártico Fueguino (92) y al Area Antártica Internacional (93).
De la lectura de la página web mencionada, que ayudará a abreviar esta nota, surgen una serie de objetivos y acciones que figuran taxativamente en el Programa Antártico de Tierra del Fuego de principios de 1992 y en el Convenio Marco suscripto ese mismo año con la Dirección Nacional del Antártico.
Unos y otros
A partir de 1994, con el objeto de acelerar el plan antártico y el proyecto impulsado a través de la Oficina Antártica denominado "Area Antártica Internacional", así como para avanzar en los postulados del Decreto Nacional 2316/90, el Gobierno provincial invita a la Cancillería, a la DNA, al Ministerio de Economía de la Nación y al Area Naval Austral a conformar la "Mesa Antártica". Se alcanzaron a celebrar un par de reuniones en un clima muy propicio, hasta que una desconcertante decisión política del gobierno de Estabillo auspició un incomprensible golpe de timón que derivó en la discontinuación de los criterios y las líneas de trabajo que se venían desarrollando, abandonándose las valiosísimas relaciones internacionales que se habían cultivado y reorientando esfuerzos con tan esquivo éxito que, en lo que se refiere a la virtuosidad para captar actividad científica y logística, nos encuentra hoy con las manos prácticamente vacías.
Es decir que en el período más productivo (1996 en adelante) en el que Hobart logró consolidar sus objetivos que le permiten hoy gozar de un extraordinario posicionamiento como el programa antártico más exitoso con ingresos anuales por 88 millones de dólares, el gobierno de Tierra del Fuego (estando en mejores condiciones relativas) creyó apropiado "bajar un par de cambios" y a través de un prolijo maquillaje retórico, colocar disciplinadamente a la provincia en la vieja y conocida doctrina tradicional, que no ha tenido otra virtud que darnos un largo tiempo para comprobar acabadamente sus ya inocultables limitaciones.
Al menos en materia turística, Ushuaia ha logrado posicionarse en forma óptima y desde hace unos años es líder indiscutida a nivel mundial, en gran parte gracias a la autarquía del INFUETUR que le ha permitido la posibilidad de mantener los mismos criterios y continuar hasta el presente con una línea de trabajo que se ha demostrado efectiva, logrando captar ya en el año 2000 el 97% del total mundial de turistas a la Antártida, cuando en 1992 apenas atendía al 35%.
Hay mucho por analizar. Seguimos el próximo martes.
El Observatorio - 9 de Septiembre de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: Tasmania y Tierra del Fuego (II)
Partiendo de la certeza que Tierra del Fuego está en mucho mejor posición relativa, pero que no ha logrado desarrollar su privilegiado potencial, es muy interesante de analizar cómo plantea Tasmania su propuesta antártica.
Lo primero que podrán notar en la página web www.tpn.aq es que se perciben a sí mismos y promocionan a Hobart como la "Capital internacional de la Antártida".
Toda una definición que no es un simple slogan, sino que lo están haciendo realidad...
Veamos en base a qué construyen este posicionamiento.
En principio, quienes entren en la página podrán ver que resaltan que "el estado insular de Australia goza de reconocimiento internacional como centro importante en materias de investigación científica, gestión, educación y logística antárticas". Plantean asimismo que "Hobart alberga una gran diversidad de industrias y organizaciones antárticas, y por consiguiente ha ido congregando una vasta y vibrante comunidad antártica".
Y de hecho que es así.
La pregunta es ¿ha sido este un proceso espontáneo, o ha requerido también de un trabajo de gestión importante por parte del estado de Tasmania?
Para contestar esto me remito a una frase altamente emblemática que se encargan de difundir: "En su calidad de estado insular, Tasmania siempre ha velado por sus propios intereses y esto ha fomentado una ética de que todo es posible".
El concepto resulta en sí mismo todo un símbolo y resta entonces ver cómo se manejan para dar contenido real a sus objetivos.
En este sentido, es revelador analizar el contenido y la entidad estratégica que le asignan a cada acción que acometen.
Nada está librado al azar y parece no haber lugar para los artificios de oportunidad ni "plafond" para golpes de efecto mediáticos de ocasión.
El Governor's Forum
Analicemos, por ejemplo, el "Governor's Forum".
Como se ha comentado, se trata de una iniciativa genuina del Gobierno de Tasmania, a instancias del Gobernador Guy Green, que congrega a prestigiosos políticos, científicos, académicos, técnicos, y empresarios, con el objeto de mejorar año a año el posicionamiento de Tasmania en materia de "competitividad internacional y a fin de consolidarse como actores relevantes a nivel mundial".
Tal, por ejemplo, la definición del Profesor Andrew Glenn, Pro Vice Chancellor en materia de investigación de la Universidad de Tasmania.
Nótese que tal definición no proviene de un ámbito político o económico, sino que la idea de "competitividad internacional" y de "jugar un papel relevante a nivel mundial" proviene del máximo nivel académico.
Esa es la mentalidad. Tal es el patrón común que caracteriza a cada una de las áreas.
De la conferencia dictada 18 de noviembre de 1999 de este prominente catedrático, surgen definiciones verdaderamente impactantes para nuestra idiosincrasia, como por ejemplo en un pasaje, refiriéndose tanto al rol como a la calidad de educación e investigación que debe desarrollar la Universidad de Tasmania, donde afirma categóricamente que, "si no se está haciendo la diferencia", "si no se está perfilando al más alto nivel académico y de investigación nacional e internacional, "¿para qué seguir fastidiando...?. Sigue diciendo: "No hay suficiente dinero disponible para tirarlo a la basura en áreas donde no se haga la diferencia" Y en este sentido afirma que su Universidad "hace la diferencia" y que "esto es bueno para Tasmania".
Todo un paradigma...
Asimismo, su exposición de ninguna manera se agota en temas académicos, sino que aborda un extenso párrafo a términos de Estado en materia de impacto económetrico, informando por ejemplo, que tiempo atrás, la Universidad comisionó al Centre for Regional Economic Analysis un estudio que determinó que "cada estudiante que ingresa a la Universidad genera 0.7 puestos de trabajo" y que el grueso de estudiantes que provienen del resto de Australia y de ultramar, demandan servicios, alojamiento, esparcimiento y otro tipo de actividades que inyectan importantes divisas a la economía local. Asimismo subraya que la actividad de la Universidad recibe alrededor de dos millones de dólares por año en concepto de fondos externos, que en gran medida promueven la generación de empleo y otras actividades económicas.
Otros académicos expositores del Governor's Forum como Garth Patridge y Richard Herr, confirman y destacan la importancia que tiene la actividad educativa y de investigación que desarrolla la Universidad de Tasmania, basada su fortaleza en la ubicación geográfica respecto a la Antártida y fundamentalmente en el criterio de "competitividad" apoyado en la calidad y excelencia de nivel internacional.
Y por casa?
"Casas más casas menos..." algunos esbozos existieron.
Me consta al menos desde 1990 que presidiendo la Fundación FUTURIS, tuve oportunidad de elaborar y entregar en mano al entonces Presidente de la Nación una propuesta que planteaba la conveniencia de transformar a Ushuaia en una ciudad científica-universitaria antártica internacional, propuesta que se reiteró en el programa antártico de 1992 y en el anteproyecto "Area Antártica Internacional" de 1993.
Puede que hayan existido otras propuestas por el estilo, seguramente naufragadas en el mismo mar de indiferencia que impide consolidar el inmenso potencial que tiene Tierra del Fuego respecto a la Antártida.
Básicamente el concepto es similar al de Tasmania: capitalizar la privilegiada posición relativa con el objeto de responder a la demanda de conocimiento e investigación nacional e internacional en materia antártica y subantártica.
Las condiciones naturales son nuestra mayor fortaleza: ningún lugar del mundo está mejor ubicado ni en mejor contexto que el archipiélago fueguino para acceder a la zona de estudio.
Pero tendremos que proponernos modificar profundamente cuestiones de "mentalidad", que constituye nuestra mayor debilidad. Hoy realmente sonaría aventurado afirmar que se podría alcanzar un grado aceptable de competitividad si no cambian drásticamente muchos enfoques.
Pero si tomamos prestada la consigna de la Tasmanian Polar Network: "Wake up Tasmania" y la transformamos en ¡Despertate de una vez Tierra del Fuego!, tal vez el camino sea mucho más corto y pródigo de lo que suponemos.
Seguimos el próximo martes.
Fuente: Tasmania, the Antarctic and the Sub-Antarctic. A record of proceedings of two forums held by the Governor of Tasmania in Hobart on 18-19 November 1999 and 4-5 May 2000.
El Observatorio – 16 de Septiembre de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: Tasmania y Tierra del Fuego (III)
Hablamos un par de números atrás de la llamativa desinformación general que predomina en materia antártica. O en todo caso, a la falta de estímulos palpables para involucrar e incorporar de lleno a una sociedad en algo que puede resultar tan vital y redituable, al menos en el orden local.
Si con ello se busca mantener a la comunidad lo más desentendida posible de la realidad antártica y manejando conceptos con los que difícilmente se pueda lograr competitividad internacional, entonces debemos reconocer que la estrategia ha sido todo un éxito.
Si en cambio fuera como consecuencia de una sociedad que se ha cimentado al calor de los beneficios de un régimen promocional hoy agonizante, pero que por largo tiempo ha permitido alcanzar cómodamente y sin mayor esfuerzo un alto estandar de vida sin la necesidad de encontrar y diseñar un modelo basado en las fortalezas propias del lugar, entonces es hora de comenzar a modificar profundamente la visión sobre la Antártida.
Lo cierto es que hoy por hoy, lo poco que a que la gente tiene acceso sobre este tema se limita a algunos episodios mediáticos, acciones aisladas en ausencia de una política consistente, o la recordación del Día de la Antártida Argentina, que para colmo de males cae un 22 de Febrero, es decir cuando gran parte de la población está de vacaciones y con la cabeza en cualquier cosa, menos en temas de efemérides.
Un ejemplo interesante
Si estamos de acuerdo en la necesidad de desmitificar el tema antártico y propiciar una actitud más abierta y edificante por parte de nuestra comunidad, entonces es interesante observar cómo se maneja la cuestión en otros meridianos.
Un ejemplo claro es el Midwinter Festival que se realiza desde hace unos años en Hobart durante el invierno austral, es decir mientras la comunidad se encuentra en plena actividad escolar, laboral e institucional.
De entrada nomás resulta impactante el propósito de este Festival, que específicamente apunta a “educar, informar, inspirar y celebrar el protagonismo de Tasmania respecto a la Antártida y el rol de liderazgo en materia de ciencia y política antártica”.
Nótese que no sólo se habla de educación e información, sino que avanzan en dos términos altamente sugestivos, como “inspirar” y “celebrar” la relación que tiene esta comunidad con la Antártida. También remarcan sin ninguna inhibición ni medias tintas su explícita vocación de “liderazgo”, pese a que su ubicación geográfica no es la más favorecida, dado que, como ya se ha dicho, se encuentran a más del doble de distancia y cuentan un potencial marcadamente inferior al que puede tener Tierra del Fuego.
Pero eso no les preocupa porque tienen muy claro a donde quieren ir.
Entre las actividades que desarrollan durante los días que dura el Festival para la época del solsticio de invierno, se destaca la Expo Ciencia, que auspicia la institución equivalente a nuestra Dirección Nacional del Antártico. Como en su latitud no tienen nieve, pero en cambio tienen un buen manejo de sus objetivos y simbologías, realizan el Huskies Picnic que consiste en una carrera de huskies alusiva a la gesta de la llegada al polo sur, que se desarrolla en el Royal Tasmanian Botanical Garden a la que asistieron este año alrededor de 3.500 personas.
Más de 1.800 alumnos participaron directamente en distintas actividades relacionadas a los festejos. El Longest Night Film Festival (Festival de cine de la Noche más Larga!) ofrece durante una semana documentales de prestigiosos realizadores sobre el medio ambiente y aventuras en la Antártida. El Cold Finger Music (Musica de dedos fríos...un simpático nombre para una actividad parecida a la que se hizo con mucho éxito en “Ushuaia de Fiesta” durante el invierno del ’99) en el que artistas locales amenizan al público con música y bailes en plazas y paseos públicos. La Tasmanian Synphony Orchestra ofrece conciertos en los que incluye temas especialmente compuestos para la ocasión. Con el auspicio y participación, como la Australian Antarctic Division, Tasmanian Museum and Art Gallery, Royal Tasmanian Botanical Garden y un número creciente de participantes, el festival se consolida y se enriquece cada día más.
Este año asistieron alrededor de 35.000 personas a los eventos organizados y la página web del Midwinter Festival recibió más de 100.000 hits de todo el mundo entre los meses de junio y agosto.
Informan también los organizadores la importante repercusión en los medios locales y nacionales, con intervenciones destacadas de periodistas con el más alto rating nacional.
Si nos detenemos un poquito y hacemos memoria, vamos a ver que conceptualmente este festival no difiere tanto de lo que se realizaba con la Eco Tierra del Fuego en la década pasada, sólo que en el caso de Midwinter Festival está enfocado específicamente al tema antártico, en tanto que en nuestro caso, el Foro Antártico era uno de los tantos eventos dentro de una agenda muy amplia, con el objeto netamente ambiental.
Tal vez la gran diferencia es que ellos tienen una política sumamente agresiva en materia antártica y se valen de todas las herramientas disponibles para acelerar y consolidar su política antártica. Algo que tenemos que apuntar.
Apertura de información
Otro tema que viene muy bien para desmitificar esa cosa de “misteriología” a que estamos acostumbrados en el ámbito local, es la información abierta y pública que difunden en su página web.
Por ejemplo, cualquiera puede enterarse con la mayor naturalidad acerca de proyectos importantes, como por ejemplo el contrato firmado por el organismo antártico australiano con la empresa Skytraders Pty Ltd., por un período de doce años, para realizar servicios de transporte aéreo intra-continental, entre las estaciones Stacey, Davis y Mawson u otros sitios, con aviones CASA 212-400, los cuales darán soporte aéreo al programa antártico australiano y a terceros.
También resulta muy significativo observar la naturalidad y lógica sin tapujos con que explican cómo operan en las Reuniones Consultivas del Tratado Antártico a favor de sus intereses. Un párrafo que define meridianamente su actitud es cuando informan que “Para la perspectiva de Tasmania, la participación de su país en la Reunión Consultiva ha tenido resultados tangibles, dado que han podido discutir cara a cara el plan antártico de Estonia, como resultado de lo cual, la instalación de una nueva base que va a ser abastecida por Hobart”. Una forma sin rodeos ni inhibiciones de ninguna naturaleza de "llevar agua para su molino".
Asimismo, el gobierno ha logrado firmar un memorando de entendimiento mediante el cual se asegura la presencia de la sede de la influyente COMNAP (Consejo de Programas Antárticos Nacionales) hasta el año 2009. En esa misma línea, se aseguran la realización de importantes eventos que no buscan otra cosa que la fuerte inyección de divisas a través del dinero que deja el rubro Congresos & Convenciones, y contribuir al prestigio, protagonismo y vocación de liderazgo de Tasmania en temas antárticos.
Por otra parte, a la presencia permanente del buque polar francés “L’Astrolabe” en Hobart y obviamente el buque insignia polar de Australia, el “Aurora Australis”, están trabajando con mucha constancia y entusiasmo para materializar la operación permanente desde Hobart de otros programas antárticos internacionales. Bien por ellos.
Pero afortunadamente, por estos lares también hay muy buenas noticias: se están dando señales muy claras de una nueva actitud que abre fuertes expectativas para alcanzar una verdadera articulación nacional-provincial. Es sólo cuestión de un nuevo diálogo entre las autoridades entrantes y los principales actores antárticos del sistema antártico nacional, para comenzar a consolidar en términos altamente constructivos viejas aspiraciones. Con un poco de determinación, tal vez en no mucho tiempo entraremos en la conversación por prestigio y liderazgo. Vamos Argentina!
Seguimos el próximo martes.
El Observatorio - 23 de Septiembre de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: Tendencias a futuro, rol y oportunidades de Tierra del Fuego
Comentamos en anteriores columnas que en la actualidad es casi imposible prever cuál va a ser el futuro político jurisdiccional de la Antártida, dado que desde el presente hasta cuando concluya la prórroga vigente en la década del 40, pueden suceder cosas inimaginables para los criterios actuales.
Ante tal panorama, Tierra del Fuego tiene que visualizar lo más claramente posible cuál es el rol que está en condiciones jugar y cuáles son las oportunidades que las tendencias emergentes presentan.
A este efecto, resulta muy útil tomar en cuenta un dato coincidente entre importantes analistas, en el sentido de que "al tener que ejecutar actividades exclusivamente en el campo de la ciencia, muchos países de escasos recursos deberán replantear su presencia en base a la ecuación costo – beneficio" tal como plantea el Clte. Jorge Fraga.
Coincide Juan Beltramino en función de que "el alto costo de las expediciones y de la tecnología necesaria, no se compensaría ante la falta de beneficio económico".
En buen criollo esto quiere decir que, como no existe margen por el momento para alentar expectativas de extracción de recursos y mucho menos de soberanización, pierde paulatinamente sentido para muchos países afrontar las altísimas erogaciones y complejidades que implica la organización de un programa antártico desde grandes distancias.
Lo que es igualmente cierto es que resulta difícil imaginar que algún estado con intereses en la Antártida, o sus organizaciones científicas-académicas, consideren apropiado renunciar o discontinuar sus programas de investigaciones, tanto sea por el aporte al conocimiento que de ellas emerge, como por los compromisos de los mismos frente al Tratado Antártico.
Vale aquí apuntar que el Art. IX.2 del Tratado Antártico, por ejemplo, expresa taxativamente que para mantener su derecho a participar en las Reuniones Consultivas, los países Adherentes deben realizar investigación científica relevante.
Oportunidades emergentes
En este punto se revela nítidamente una de las principales oportunidades que se presentan para Tierra del Fuego, en la medida que un inteligente aprovechamiento de la privilegiada situación relativa, sumada a la consolidación de capacidades logísticas y operativas adecuadas, pueden resultar un factor determinante para contribuir doblemente, tanto a desarrollar la investigación científica que constituye el alma del Tratado Antártico, como a permitir un acceso mucho más económico y versátil a un número significativo de naciones u organizaciones seriamente restringidas por razones de costo, distancia y complejidad.
La posibilidad de desarrollar y consolidar en Tierra del Fuego la oferta especializada de todo el espectro de servicios logísticos, operativos y académicos que de alguna u otra forma puede significar el ahorro de importantísimos recursos (para lograr el mismo objetivo) nos permite augurar un escenario de dinamización económica en el ámbito local sumamente promisorio.
Al menos por lo que puedo advertir desde mi formación en marketing y a juzgar por lo que constituye un lugar común en cuanto curso o seminario de comercialización se lleve a cabo, cuando el factor "necesidad" de determinado segmento del mercado es correspondido con "precisión y competitividad" por un determinado oferente, tenemos el nacimiento de una relación comercial sólida y duradera, fundada en el beneficio mutuo.
Si bien por su naturaleza y por los intereses en juego el Sistema del Tratado Antártico pueda aparecer un tanto ajeno a ciertos procedimientos convencionales, la realidad es que a la hora de los números, tarde o temprano hasta los países más poderosos tienden a evitar la dilapidación innecesaria de recursos cuando aparecen formas más económicas y versátiles para llegar al mismo resultado, que en este caso es desarrollar investigación científica en el continente blanco.
Competitividad
El factor clave es la "competitividad".
Y esto no alude precisamente a la competencia con terceros, sino que se refiere fundamentalmente al profundo ejercicio de criterio, sensatez y responsabilidad que debemos consagrar en el orden local, con el objeto de irradiar una sólida imagen de confiabilidad, previsibilidad y calidad absoluta de todas las prestaciones relacionadas con la oferta antártica internacional.
Uno de los venenos letales para la buscada competitividad es el nefasto ejercicio de la tristemente célebre "viveza criolla". Definitivamente es una práctica descalificante para el criterio con que se manejan nuestro potenciales clientes y por lo tanto, absolutamente vedada.
La conducta que necesariamente debe prevalecer, tanto en la órbita privada como oficial debe regirse por una ética inviolable, fundada en sólidos valores apuntados al más fiel y eficiente cumplimiento de cualquier servicio o prestación acordada.
Con esta base, con un equipamiento logístico adecuado y apoyados en la privilegiada ubicación geográfica, puede ser sólo cuestión de mover adecuadamente algunos resortes de marketing para que la "necesidad" de la que hablamos haga su parte en función de nuestros objetivos.
Es mucho lo que Tierra del Fuego tiene para ganar si nos conducimos de manera correcta y en cambio, también es demasiado lo que podemos perder si no comprendemos esta premisa.
Como vinimos subrayando en notas anteriores, nuevos vientos están surgiendo y tal vez sea el momento de articular inteligentemente todos los factores y cabos sueltos con el objeto de poner en marcha un programa antártico de vanguardia.
Seguimos el próximo martes.
El Observatorio - 7 de Octubre de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida, especialización y competitividad
A nadie escapa que en un contexto mundial globalizado, ultracompetitivo y donde la barrida tecnológica devora puestos de trabajo sin misericordia alguna, cuando uno no pertenece al selecto grupo de naciones dominantes, la única vía de acceso disponible a cierta expectativa de prosperidad, o aunque más no sea a un estado de digna supervivencia, se basa inexorablemente en la especialización y la competitividad en aquello que constituye sus genuinas fortalezas.
En el mundo actual que nos toca vivir no hay espacio para otra cosa.
Mientras nuestra sociedad se ha distraído en las últimas décadas en cavilaciones infecundas y se ha dedicado a ensayar modelos ficticios o lo que es más triste aún, ha sido activa o pasivamente permeable a ciertas metodologías que no llevan a ningún lado, pasan desapercibidas frente a nuestras narices oportunidades que, de aprovecharlas inteligentemente, nos permitirían mirarnos al espejo y descubrir que no sólo de alguna que otra gloria deportiva se puede construir el orgullo nacional.
Todas las señales que vienen del mundo de vanguardia subrayan y enfatizan el valor de la especialización y la competitividad.
Ya no es secreto para nadie que no basta con poseer determinadas ventajas comparativas sino que estas deben necesariamente transformarse en ventajas competitivas y para ello es imprescindible la especialización.
Las fortalezas que pueden aportar la posesión de determinados recursos naturales, o como en el caso que nos venimos ocupando, las ventajas geoestratégicas que marca nuestra privilegiada situación relativa respecto al sector antártico y subantártico, pueden resultar ilusorias o desaprovechadas si no se desarrollan en torno a ellas las condiciones óptimas de especialización y competitividad.
Para resumirlo podemos afirmar que la clave para sobrevivir o prosperar en el mundo actual se basa en un eficiente manejo de la fórmula fortalezas + especialización + competitividad.
Especialización
Sobre la fortaleza que significa nuestra privilegiada posición relativa con respecto al sector antártico y subantártico ya hemos hablado.
Vale recordar en todo caso la clara y oportuna reflexión que dejara el representante de Aduana en una reunión multisectorial cuando planteó que "todo lo que se puede producir al amparo de la Ley 19.640 (electrodomésticos, línea blanca, autopartes, etc.) físicamente pueden producirse en cualquier lugar del país o del mundo, e incluso con mayores ventajas por las distancias respecto a los mercados de consumo. En cambio, las actividades que realiza la comunidad mundial en el cuadrante Sudamericano de la Antártida no tienen otro punto de apoyo logístico más adecuado y conveniente que la Isla de Tierra del Fuego"
Ahí queda claramente marcada una fortaleza vital sobre la cual edificar con base firme una actividad económica, a partir de ventajas comparativas inapelables.
Pero para liberar su genuino potencial es absolutamente imprescindible agregarle especialización y competitividad.
Y esto requiere importantes cambios conceptuales y hasta culturales.
La "especialización", vista desde la óptica de nuestros hipotéticos clientes, tiene un significado que difícilmente coincida con el que manejamos de entrecasa.
La especialización implica marcar la diferencia. Esto significa que la suma de conocimientos, habilidades y experiencia sean cualitativamente superiores a las que podrían manejar estos potenciales clientes por sus propios medios.
La pregunta es: ¿tenemos posibilidades en Tierra del Fuego de desarrollar ese conocimiento en materia antártica?
Considerando que somos la comunidad más cercana al continente blanco, el sentido de pertenencia y contexto, la infraestructura desarrollada en gran parte a tal fin y la posibilidad de apelar al invalorable know how que ha desarrollado el brazo logístico de nuestro país en el sector antártico, podemos afirmar que con un programa sensato de desarrollo y articulación de esfuerzos, tenemos todas las posibilidades aquilatar una adecuada especialización en materia de apoyo, así como de provisión de bienes y servicios para la actividad antártica internacional.
Pero para ello es preciso desarrollar un plan director, orientado a garantizar que cada eslabón de la cadena de la oferta cuente con la preparación, predisposición y actitud adecuada.
Tal es la tarea a encarar.
Competitividad
En materia de competitividad la situación no es muy diferente.
La competitividad no se basa en la buena voluntad o idoneidad de algunos de los componentes aislados de nuestra oferta, sino que es definitivamente una tarea de conjunto.
En esto vale plenamente el concepto de que "la fortaleza de una cadena es la del eslabón más débil".
Nada más necesario en materia de competitividad que el fortalecimiento, articulación y sincronización de todos los componentes de la cadena, que involucra a todo el espectro de actores: Organismos nacionales, autoridades de aplicación (Aduana, Migraciones, Prefectura, etc.), brazo logístico nacional, autoridades provinciales, sistema educativo y actividad privada.
En esta inteligencia, una vez consensuado un rumbo, todas las acciones técnicas, políticas, jurídicas, administrativas y comerciales deben tributar a la búsqueda de la mejor respuesta competitiva.
Es imprescindible enfatizar que la competitividad es materia dinámica por excelencia, por lo tanto requiere de constante revisión y perfeccionamiento, en la medida que constituye la herramienta por excelencia que nos va a permitir un alcanzar y mantener un posicionamiento satisfactorio en el escenario antártico internacional. Por lo tanto, la permanente vocación de competitividad debe constituir uno de los objetivos permanentes dentro una política de estado antártica así como de cualquier rubro.
Se podrían mencionar infinidad de ejemplos para fundamentar lo expuesto, pero por estar íntimamente relacionado, vale subrayar una vez más algunos aspectos sobresalientes de otros programas antárticos que lucen por su éxito.
En notas anteriores destacamos la mentalidad por ejemplo del Vice Decano de la Universidad de Tasmania, cuando exaltaba en un foro de la más alta jerarquía política, empresaria y académica, que el rasgo más importante del Governor's Forum organizado anualmente por el Gobierno de Tasmania, consiste precisamente en la búsqueda de la competitividad y del liderazgo mundial de Australia en materia antártica.
En su exposición marcaba claramente que el rol de su Universidad era "marcar la diferencia" y ubicarse en el más alto estandar internacional.
En el mismo sentido y pese a haber desarrollado un programa altamente exitoso, el programa antártico de Tasmania está redefiniendo toda su política para hacerla más competitiva aún.
Por su parte Nueva Zelanda invierte en Christchurch permanentes esfuerzos para profundizar la especialización y tensar la competitividad de todo su espectro de oferta.
Este es el mundo real en el que nos tenemos que desenvolver.
Tenemos a mano todas las oportunidades para competir y prevalecer decorosamente en función de los beneficios que un programa antártico exitoso pueda reportar a los intereses provinciales y nacionales. Sólo hay que proponérselo y trabajar criteriosamente.
Seguimos el próximo martes.
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El Observatorio - 21 de Octubre de 2003
Daniel Leguizamón
El sistema Atlántico Sur - Antártida...
Sé que en vísperas electorales, tratar temas profundos y de fondo de esta naturaleza puede sonar totalmente fuera de tiempo y lugar (¿sólo en tiempos electorales...?) pero me parece esencial que nuestra capacidad de reflexión y debate no se agote en el colorido, neurótico y febril folklore de la liturgia democrática... Algún byte nos tiene que quedar disponible para tratar temas que trasciendan el mero reparto de estamentos de poder, precisamente para saber, por ejemplo, qué hacer cuando se disponga de ellos.
Así que ...allá vamos...
Por lo general se tiene un concepto errado de la geopolítica, en la medida que se la simplifica a la posesión caprichosa y estática de territorios, cuando en la práctica se trata de algo mucho más amplio y complejo.
Por su propia naturaleza, la acción geopolítica debe responder a una concepción y aplicación sumamente dinámica, ya que en definitiva es una ciencia que, según cuentan los que saben, se ocupa de prever y asegurar los intereses de la nación que la aplica, a partir de la conjugación de diversos factores geográficos, económicos, políticos y sociales.
No se trata sólo de poseer determinado espacio geográfico, sino fundamentalmente qué se hace con él, en especial cuando el mismo detenta carácter estratégico y por lo tanto, es susceptible de abrir instancias de disputa o conflictos.
En materia geopolítica existen algunas premisas básicas muy fáciles de comprender. Por ejemplo, existen factores estables y factores variables.
Los primeros, o sea los estables, tienen que ver con las características geográficas y físicas del espacio que se ocupa. En cambio, los factores variables dependen especialmente de la capacidad de organización y acción del hombre.
Un ejemplo claro se observa con ciertos accidentes geográficos y su posición relativa, como los istmos de Panamá y de Suez. Estos espacios adquirieron un rol protagónico electrizante en el desarrollo de la historia contemporánea y en el equilibrio mundial a partir de la enorme gravitación estratégica que ejercen. Pero ese rol protagónico no lo tienen por su simple condición geográfica, sino por poderosos factores geoeconómicos sumados a la acción modificadora del hombre en su constante vocación de dominio, progreso y bienestar.
Estos ejemplos demuestran que no sólo cuentan los recursos o las características geográficas que ofrece un espacio determinado, sino fundamentalmente lo que la actividad humana haga de él.
En ese orden de ideas y en lo que concierne al tema antártico que venimos desarrollando desde hace un tiempo, es fácil percibir por ejemplo que en nuestro caso no basta sólo con la cercanía al continente blanco, sino que es preciso operar la puesta en valor de esta fortaleza a partir de determinadas obras, para luego encarar acciones muy concretas que redunden en beneficio de los objetivos que nos fijemos.
En términos generales a nadie escapa que la Patagonia austral ha sido históricamente uno de los puntos más vulnerables de nuestro sistema geopolítico, debido a la falta justamente de una actividad humana capaz de posibilitar su desarrollo. Y si a la tierra que es posible habitar no se le da el valor que amerita, qué podemos esperar de los vastos espacios marítimos...
En el caso específico de Tierra del Fuego, la Ley 19.640 ha sido en, todo caso, una respuesta que logró revertir en pocos años la enorme fragilidad que presentaba el sector argentino de la Isla Grande en los años '70 (con pesados efectos colaterales y residuales que hoy padecemos en toda su magnitud).
De tal manera fue concebida y así funcionó, ya que no ha tenido otro objeto que generar ocupación efectiva y consolidación soberana, a través de condiciones muy generosas que hoy son prácticamente imposibles de mantener. No ha existido en cambio una política diseñada y ejecutada sistemáticamente desde la nación para hacer de la Isla Grande de Tierra del Fuego un valuarte geopolítico-estratégico del escenario austral, a partir de sus fortalezas y de una actividad humana adecuada. Es una asignatura pendiente.
Más bien, todo lo contrario, en la medida que salvo la misión de fuerzas de defensa nacional y alguna tímida concesión, al menos hasta no hace mucho, primó conceptualmente una visión por la cual la Capital Federal se ha reservado la potestad exclusiva y excluyente de establecer criterios y concentrar lo más a mano posible del microcentro todos los elementos e instrumentos que, de mediar una concepción más amplia y visionaria, harían posible la puesta en valor y potenciación del extremo austral del país como punta de lanza de una acción geopolítica vigorosa y efectiva.
Como simple hecho anecdótico, puede mencionarse la operación de nuestro rompehielos desde Buenos Aires, la fijación de normas y criterios ignorando olímpicamente las características, singularidades y potencialidades del sector austral, hasta la ubicación de la Corbeta Uruguay como vistoso decorado de Puerto Madero en vez de estar consolidando desde Ushuaia la identidad antártica de la república Argentina, donde está su contexto natural.
Estos ejemplos, como una muestra muy pequeña de la realidad, marcan una tendencia histórica que por suerte y es bueno destacar, se empiezan a recibir señales positivas de cambio.
Hemos podido escuchar recientemente a la máxima autoridad antártica nacional aportando una visión muy distinta de la que estamos acostumbrados y puede notarse en los principales actores del sistema antártico nacional, la intención de articular capacidades y fortalezas con el objeto de impulsar cambios conceptuales que pueden deparar auspiciosos resultados.
El pulso de la historia
Los argentinos tenemos que hacer un esfuerzo por descartar definitivamente determinados rasgos y tendencias que no han logrado otra cosa que sumirnos en un rosario de frustraciones.
Como ya comentamos en alguna ocasión, la historia nos enseña que la ambición humana ha generado constantes mutaciones en el diseño de la geografía política mundial, y seguramente lo seguirá haciendo de acuerdo a las necesidades, codicia o poder de unos y a los desaciertos, debilidades, indiferencia o inacción de otros.
En este sentido, el sistema Atlántico Sur - Antártida constituye un escenario sin duda delicado y complejo. Y conforme a los aciertos o errores de nuestra parte, puede generarnos a futuro situaciones beneficiosas o fuertes dolores de cabeza.
Las riquezas del Atlántico Sur y particularmente las del continente antártico están claramente identificadas y probablemente inventariadas como fuente de recursos para un futuro mediato y este no es un dato menor para nuestro porvenir.
Nunca está demás analizar y capitalizar las enseñanzas que nos ofrece la historia, ya que nos permite identificar una matriz de conducta de la especie humana en su relación con el planeta, en especial a partir de los cambios que introduce la evolución tecnológica.
La posesión de determinados recursos y en particular la preservación, así como el control de las rutas que transitan dichos recursos, diseñan y determinan la trama de la estrategia mundial.
Los grandes centros de consumo confían anualmente miles de millones de dólares en mantener y mejorar una estructura de medios civiles y militares capaces de controlar y proteger dichas rutas con el objeto de garantizar el normal abastecimiento de sus economías.
Un ejemplo claro es sin duda la llamada ruta del petróleo, que plantea una de las amenazas más agudas al equilibrio geopolítico mundial. Así al menos se explican, según los expertos, los sucesos de Afganistán, Irak y el escenario mundial que surge a partir del 11 de Septiembre.
Pero si nos interesa espiar un poco la historia para ver de qué se trata, uno de los ejemplos más emblemáticos de la trascendencia que las naciones dominantes le dan a las rutas de aprovisionamiento, se da a fines del siglo XV, cuando la búsqueda de nuevas vías de acceso a Oriente, provoca una intensa e imprevista actividad en ciudades costeras africanas y desencadena el descubrimiento accidental del llamado "nuevo mundo".
Es indiscutible que la vocación conquistadora y modificadora de ser humano en función de sus intereses, conjugado con la evolución tecnológica y el poder, puede provocar cambios notables en el destino de regiones, modificando las condiciones de vida de las poblaciones que quedan bajo su influencia.
En este orden de ideas, no resulta nada aventurado afirmar que la envergadura que adquiera una hipotética ruta de explotación de recursos subantárticos y antárticos en el futuro (leer cuidadosamente el Art. 25. 1 y 5 a.- del Tratado Antártico), gravitará activamente en nuestra realidad económica e incluso política, con consecuencias deseables o frustrantes para nuestro destino.
Todo depende de nuestra capacidad de visualización temprana de las circunstancias que puedan plantearse, así como de nuestra habilidad y astucia para desencadenar hechos redituables a nuestros intereses.
Pero si nos quedamos estéticos ante un mundo que no da concesiones, nos enfrentamos al peligro de correr la misma suerte de tantos pueblos que no alcanzaron a comprender que ni los más legítimos derechos ni los títulos de posesión más auténticos, pueden frenar o detener el prepotente pulso de la historia.
Seguimos el próximo martes.
El Observatorio - 28 de Octubre de 2003
Daniel Leguizamón
El Tratado Antártico
En alguna oportunidad comentamos que por responsabilidades cívicas y políticas que nos caben, tanto como por pertenencia y contexto, no sólo sería lógico, sino muy saludable que nuestra comunidad estuviera debidamente consustanciada con los aspectos medulares relacionados a la Antártida. En particular, la clase dirigente.
Haciendo un responsable ejercicio de sinceramiento, seguramente encontraremos que no le hemos brindado al tema antártico la atención que amerita.
Desde esta columna hemos tratado de identificar las fortalezas de Tierra del Fuego y en especial las amplias posibilidades socioeconómicas que puede aportarnos un inteligente aprovechamiento de la actividad que realiza la comunidad internacional en el continente blanco, así como algunas claves para contribuir criteriosamente al mejor posicionamiento de nuestro país en el escenario antártico internacional.
Pero para poder desenvolvernos apropiadamente, es imprescindible conocer el contenido de los instrumentos rectores de la actividad antártica internacional, así que no está demás repasar un poco de que se trata.
El Tratado:
El Tratado Antártico consta de un Preámbulo y 14 artículos, cuyo contenido general es el siguiente.
Por medio de la Ley 15.802 del 25 de Abril de 1961, nuestro país ratifica el Tratado, suscripto en Washington el 1 de Diciembre de 1959.
En el Preámbulo se detallan las "partes contratantes", es decir la nómina de los 12 países que lo suscribieron en 1959 y los propósitos generales del Tratado, donde se destacan los fines pacíficos, investigación científica y convivencia internacional en la Antártida.
Los países signatarios son Argentina, Australia, Bélgica, Chile, EEUU, Francia, Japón, Nueva Zelandia, Noruega, Reino Unido , la ex URSS y Sud Africa.
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El Artículo I consagra la utilización permanente y exclusiva de la Antártida para fines pacíficos y la desmilitarización, autorizando el empleo de medios militares sólo para uso pacífico. De ahí que determinados países utilicen medios militares como brazo logístico.
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El Artículo II determina la libertad de investigación científica y cooperación internacional, en forma similar a como se había desarrollado durante el Año Geofísico Internacional.
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El Artículo III promueve el intercambio de información sobre proyectos y el resultado de las actividades científicas en la Antártida, incluyendo el intercambio de científicos entre los países signatarios.
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Mediante el Artículo IV se cautelan los reclamos de soberanía hechos valer al momento de la firma del Tratado y como ya lo hemos subrayado, se establece que ninguna actividad que se realice "durante" la vigencia del mismo, tendrá valor alguno para generar o mejorar derechos de soberanía. Mediante este Artículo se congelan los reclamos de soberanía y se desestiman nuevas reclamaciones.
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El Artículo V determina la prohibición de explosiones nucleares y la eliminación de deshechos radioactivos en el sector.
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El Artículo VI fija el área de aplicación al sur de los 60º de latitud Sur, estableciendo un régimende alta mar para la navegación dentro de la región.
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El Artículo VII establece un mecanismo de inspección irrestricto por el cual, cada país miembro tiene absoluta libertad para inspeccionar en cualquier momento instalaciones de otros países. Asimismo, establece como obligatorio un procedimiento de información previa por las partes de toda expedición, operación de estaciones e introducción de personal o equipos militares en la región.
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El Artículo VIII define la competencia de cada parte respecto a los observadores o científicos de otro país y fomenta la búsqueda de entendimiento en caso de controversias.
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El Artículo IX detalla el mecanismo de las reuniones, así como el intercambio de información, consulta mutua y formulación de recomendaciones a los gobiernos respectivos.
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A partir del Artículo X las partes se comprometen a hacer los esfuerzos necesarios para hacer respetar los propósitos y principios del TA.
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El Artículo XI determina que los conflictos entre las partes deben ser resueltos en forma pacífica. En caso necesario, se deberán acudir a la Corte Internacional de Justicia.
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El Artículo XII determina el procedimiento de enmiendas o modificaciones, estableciendo que la no ratificación de estas modificaciones por una parte al cabo de dos años, significa la automática separación de ese país del Tratado Antártico.
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El Artículo XIII establece la figura de Estado adherente y determina los mecanismos que se deben cumplimentar para la adhesión y ratificación.
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El Artículo XIV designa como depositario del TA al gobierno de los EEUU.
Funcionamiento del Tratado Anártico
El Tratado Antártico no constituye en sí mismo una organización de carácter permanente, sino que funciona por medio de las Reuniones de los Miembros Consultivos, fijadas en el Artículo IX.
Estas reuniones se celebran en forma rotativa y la sede se constituye en el país que se ofrece voluntariamente como anfitrión, respetando un orden alfabético.
En las Reuniones Consultivas participan diplomáticos y autoridades antárticas, quienes responden a las instrucciones de sus respectivos gobiernos.
El objeto de las Reuniones Consultivas es a) Intercambiar información; b) Realizar consultas sobre asuntos de interés común y c) Producir recomendaciones para regular las actividades en la Antártida.
De acuerdo a su finalidad, las reuniones se clasifican en a) Preparatorias; b) Especiales, en las que se convoca para tratar un tema específico; c) Consultivas que son las más de mayor jerarquía; d) Informales, en las que se reunen representante de las partes con el objeto de alcanzar acuerdos o consenso para avanzar en posteriores reuniones; e) De Jefes de Delegación, en las que se tratan asuntos de mayor entidad y compromiso.
Las decisiones:
Sólo los miembros consultivos participan en las decisiones, en tanto que los miembros adherentes solo pueden asistir en calidad de observadores a las sesiones inaugural, final y plenarias, pero no participan de Grupos de Trabajo, Reuniones de Jefes de Delegación ni sesiones específicas.
El dato más importante es que no existe el mecanismo del voto para la toma de decisiones, sino que rigen el principio del consenso.
Las deliberaciones son secretas y originalmente no trascendían los debates ni documentos de trabajo, aunque esta posición se está modificando hacia una mayor apertura y difusión de lo tratado. Se publica un Informe Final de la reunión, algún comunicado de prensa aprobado y las recomendaciones una vez ratificadas por los gobiernos.
En próximas entregas, iremos analizando opiniones de calificados expertos con el objeto de dilucidar algunos aspectos que pueden resultar vitales para los intereses, en este caso de Tierra del Fuego,
Continuamos el próximo martes.
El Observatorio - 4 de Noviembre de 2003
Daniel Leguizamón
El Tratado Antártico y Tierra del Fuego
Coincidiremos que no es fácil en los tiempos que corren abstraernos de la pegajosa vorágine que impone el del día a día. Pero si no logramos la capacidad de "enfocar e incidir" de manera inteligente en los procesos vitales que determinarán posibles contextos en los que nuestra provincia pueda verse voluntaria o involuntariamente involucrada, seguramente tendremos que lamentar en el futuro situaciones indeseadas o la pérdida de oportunidades irrecuperables.
Como planteamos desde las primeras notas de esta columna, tal vez uno de los rasgos más inconvenientes de nuestra idiosincrasia esté dado por la marcada tendencia a re-accionar en vez de accionar. Esto de esperar que los problemas se nos instalen para recién empezar a abordarlos no es, definitivamente, la mejor metodología para edificar un futuro deseado.
Muy por el contrario, es altamente aconsejable desarrollar la disciplina y la responsabilidad de prever e incidir en determinados procesos con el tiempo suficiente y las herramientas necesarias para desencadenar hechos redituables a nuestros intereses.
Como se plantea en los fundamentos del Programa Global Antártico, la Antártida constituye el desafío más complejo que enfrenta la República Argentina en el largo plazo en relación a su territorialidad y simultáneamente, una oportunidad extraordinaria para sustentar, en el corto y mediano plazo, una fuerte reactivación económica y social de Tierra del Fuego a partir de la creciente actividad internacional en el continente blanco, dentro del marco del Sistema del Tratado Antártico.
Si coincidimos que junto al estratégico escenario insular del Atlántico Sur, no existe para nuestro país otro espacio geográfico más valioso en términos absolutos y relativos, seguramente concluiremos que el conocimiento profundo de todo lo relativo al Sistema del Tratado Antártico no es para nuestra provincia un tema precisamente "menor".
Cómo situarnos frente al Tratado
Surge entonces el interrogante de cómo ubicarnos frente al Tratado.
Recordemos que al momento de la firma del Tratado, la posición de debilidad de nuestro país frente a países dominantes no dio margen alguno para oponerse, ni para quedar afuera de esta organización.
Mucho menos aún en la actualidad, donde la Argentina ha sido degradada a uno de los peores sitiales en su historia.
En este contexto, la vigencia del Tratado Antártico debe considerarse una oportunidad, en la medida que otorga a la nación Argentina un tiempo vital, en el cual a partir de un trabajo serio y sistemático, podría recuperarse un status de influencia desde el cual aspirar a desencadenar situaciones y escenarios favorables a nuestros intereses.
Si coincidimos en esta lectura, lo primero que debemos hacer es cuidarnos de disponer medidas, acciones u omisiones que estén en capacidad de perjudicar las posibilidades de quienes en el futuro deban defender los intereses del país en materia antártica.
Si aceptamos que la historia y en especial "el orden establecido" son variables de naturaleza absolutamente dinámica, no debemos autoexcluirnos de la posibilidad de gravitar de modo conveniente en función de nuestros leales y legítimos intereses.
El tal línea de pensamiento, la tarea que le cabe a nuestra generación no se limita a "enterarnos" de qué se trata el Sistema del Tratado Antártico y cómo funciona con el objeto de desarrollar un papel digno, sino que tenemos una responsabilidad mucho más trascendente aún, que es la de formar a las nuevas generaciones, aportándole las mejores condiciones de motivación, actitud y preparación para contribuir al diseño de una ingeniería política y diplomática capaz de generar el mejor escenario para nuestros intereses.
Hoy, es decir acercándonos a la primera mitad de la primera década del Siglo XXI, la situación antártica, según coinciden los más prominentes analistas, apunta a un esquema tendiente a la internacionalización.
Pero en realidad nadie sabe si va a ser ese el escenario final o si nuevas situaciones pueden torcer la tendencia.
Lo que es importante en todo caso, es tener en cuenta que en virtud de los antecedentes cautelados por el Artículo 4º del Tratado, la Argentina tiene algo para decir.
Justamente por tal razón, es preciso que trabajar con mucha claridad y coherencia para que "eso" que tenga que decir, sea convenientemente escuchado. Y es imposible constituirse en un interlocutor válido sin afianzar condiciones de respetabilidad y predicamento, que si no se es parte del minúsculo grupo de potencias dominantes, sólo se puede alcanzar en base a conocimiento e inteligencia aplicada.
Porqué afianzar el Tratado
Hoy por hoy, el único instrumento jurídico internacional que cautela los reclamos argentinos es precisamente el Tratado Antártico, como tantas veces insistimos, a través de su Artículo 4º.
Han existido iniciativas tendientes a desnaturalizar el Tratado Antártico.
Según opinión del Dr. Carlos Feroglio, "Una eventual disolución del TA, implicaría la creación de un escenario de difícil pronóstico, altamente conflictivo".
Asimismo nos aporta su visión en cuanto al futuro del Tratado Antártico:
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"La principal tendencia detectada en el seno del STA es hacia la internacionalización de la ANTARTIDA, bajo algún tipo de régimen aún no definido y sobre el que hay posiciones encontradas.
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Son partidarios de dicha internacionalización JAPON, BELGICA, SUDAFRICA, NUEVA ZELANDIA y POLONIA. También la apoyan, aunque con moderación y admitiendo la necesidad de restricciones EEUU, ALEMANIA y RUSIA.
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A pesar que la tendencia anterior se presenta como la más firme, por ser sostenida por países de gran peso en el concierto internacional, algunos de los actores se reservan una posición menos abierta (NORUEGA, AUSTRALIA, FRANCIA y el RUGB). Eventualmente, estos países (u otros aun no identificados) podrían ejercer algún tipo de presión en sentido contrario; que retrasaría la adopción del régimen internacional.
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El TA seguiría en vigencia en el futuro inmediato; y el STA sería el foro natural donde se continuarán discutiendo los asuntos relacionados con el tema; restando importancia en el tratamiento a otros organismos internacionales.
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El STA continuaría permitiendo el ingreso de adherentes; e incorporaría al cuerpo del TA normas y disposiciones adicionales tendientes a regular las actividades antárticas, permitiendo una paulatina explotación de los recursos con gran participación internacional. Este procedimiento le permitiría continuar dando validez a su existencia, a pesar de la oposición de parte de algunos países del mismo".
Pero como subrayamos anteriormente, este es el panorama que puede avisorarse conforme las circunstancias de estos tiempos. Nadie puede aseverar qué puede pasar en un par de décadas.
Mientras todas estas cosas suceden, desde este lugar tan íntimamente involucrado con el presente y el futuro antártico tenemos un determinado margen para accionar, de modo de constituirnos en protagonistas activos de este futuro. O sino, abandonarnos a la metodología de la reacción a destiempo, cuando ya poco quede por hacer.
Seguimos el próximo martes.
El Observatorio - 11 de Noviembre
Daniel Leguizamón
Antártida: Tierra del Fuego y el "PROTOCOLO DE MADRID”
Hace diez años, el 19 de Mayo de 1993, el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación sancionaron la Ley 24.216/93 mediante la cual se aprueba el PROTOCOLO AL TRATADO ANTARTICO SOBREPROTECCION DEL MEDIO AMBIENTE adoptado por la XI Reunión Consultiva Especial del Tratado Antártico, en Madrid, ESPAÑA, el 3 de octubre de 1991 y suscripto por la REPUBLICA ARGENTINA el 4 de octubre de1991.
Como por su extensión no vamos a abordar la totalidad de los 27 Artículos ni sus Anexos, creo interesante transcribir literalmente sólo su preámbulo, ya que expresa nítidamente cuál es el espíritu y compromiso asumido por las naciones que integran el Sistema, para luego subrayar algunos de sus artículos más importantes, en especial aquellos que son particularmente significativos para determinar el contexto en que debe inscribir Tierra del Fuego sus políticas, para posicionarse en forma acertada y conveniente.
En su Preámbulo "Los Estados Parte de este Protocolo al Tratado Antártico, convencidos de la necesidad de incrementar la protección del medio ambiente antártico y de los ecosistemas dependientes y asociados; Convencidos de la necesidad de reforzar el sistema del Tratado Antártico para garantizar que la Antártida siga utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y no se convierta en escenario u objeto de discordia internacional; Teniendo en cuenta la especial situación jurídica y política de la Antártida y la especial responsabilidad de las Partes Consultivas del Tratado Antártico de garantizar que todas las actividades que se desarrollen en la Antártida sean compatibles con los propósitos y principios del Tratado Antártico; Recordando la designación de la Antártida como Area de Conservación especial y otras medidas adoptadas con arreglo al sistema del Tratado Antártico para proteger el medio ambiente antártico y los ecosistemas dependientes y asociados; Reconociendo además las oportunidades únicas que ofrece la Antártida para la observación científica y la investigación de procesos de importancia global y regional; Reafirmando los principios de conservación de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos; Convencidos de que el desarrollo de un sistema global de protección del medio ambiente de la Antártida y de los ecosistemas dependientes y asociados interesa a la humanidad en su conjunto; Deseando completar con este fin el Tratado Antártico, acuerdan lo siguiente:
Articulado:
Artículos 1 y 2 son definiciones.
Mediante el Artículo 2 las Partes se comprometen a la protección global del medio ambiente antártico y los ecosistemas dependientes y asociados y designan a la Antártida como reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia.
En su Artículo 3 se establecen los PRINCIPIOS MEDIOAMBIENTALES, según los cuales:
1. Deberán ser consideraciones fundamentales para la planificación y realización de todas las actividades que se desarrollen en el área del Tratado Antártico, la protección del medio ambiente antártico y los ecosistemas dependientes y asociados, así como del valor intrínseco de la Antártida, incluyendo sus valores de vida silvestre y estéticos y su valor como área para la realización de investigaciones científicas, en especial las esenciales para la comprensión de l medio ambiente global.
2. Con ese fin las actividades en el área del Tratado Antártico serán planificadas y realizadas de tal manera que se limite el impacto perjudicial sobre el medio ambiente antártico y los ecosistemas dependientes y asociados, en base de una información suficiente que permita evaluaciones previas y un juicio razonado sobre su posible impacto en el medio ambiente antártico
3. Las actividades deberán ser planificadas de tal manera que se otorgue prioridad a la investigación científica.
4. Las actividades emprendidas en el área del Tratado como el turismo otras actividades gubernamentales y no gubernamentales deberán: a) llevarse a cabo de forma coherente con los principios de este artículo; y b) modificarse, suspenderse o cancelarse si provocan o amenazan con provocar repercusiones en el medio ambiente antártico o en sus ecosistemas dependientes o asociados que sean incompatibles con estos principios.
Este apartado tiene especial trascendencia para Tierra del Fuego, porque concierne a la actividad turística en la cual tenemos un rol protagónico como "puerta de entrada a la Antártida" más activa del mundo.
Del Artículo 4º lo más importante para nuestros intereses es que reafirma que no se modificará ni enmendará el Tratado Antártico y con ello lo cautelado por el fundamental Art. IV.
El Artículo 5º se refiere a la compatibilidad entre distintos instrumentos internacionales que coexisten dentro del Sistema del Tratado y no reviste interés específico para TDF.
El Artículo 6º es de particular interés indirecto para nosotros, porque se refiere a la COOPERACION de las partes y en este sentido, la estratégica posición geográfica de Tierra del Fuego, sumado a una eficiente oferta de bienes y servicios logísticos, están en capacidad de responder al espíritu de este Artículo, tanto en apoyo a las incursiones al continente blanco como en lo referido a "proporcionar una adecuada asistencia a las demás Partes en la preparación de las evaluaciones del impacto medioambiental".
En función de este párrafo TDF debería desarrollar una "especialidad" a través de los medios y servicios de científicos residentes en la Isla y a través de medios disponibles localmente (buques, aeronaves, etc.), que facilitarían y abaratarían enormemente los costos en materia de estudios o evaluación de impacto ambiental exigidos por el Tratado y en asistencia operativa para minimizar los efectos de accidentes que puedan perjudicar al medio ambiente antártico.
El Artículo 7 dispone la prohibición sobre cualquier actividad relacionada con los recursos minerales, salvo la investigación científica.
Por su parte el Artículo 8 determina los procedimientos para la evaluación del impacto sobre el medio ambiente.
El Artículo 9 habla sobre los Anexos al Protocolo y sobre enmiendas y modificaciones a los Anexos.
El Artículo 10 define los mecanismos de aplicación del Protocolo en las Reuniones Consultivas, "basadas en el mejor asesoramiento científico y técnico disponible".
Por su parte, el Artículo 11 establece la conformación del COMITE PARA LA PROTECCION DEL MEDIO AMBIENTE, el cual sería coherente que tenga un centro operativo disponible en Tierra del Fuego, para un acceso rápido y versátil a la zona más intervenida del sector antártico que es el cuadrante sudamericano, el cual queda bajo nuestra área de influencia operativa. Por su parte el Artículo 12 se aboca a las funciones del Comité.
Aplicación en TDF
El Artículo 13 ha sido especialmente tomado en cuenta en la elaboración de la Ley Provincial 585 sancionada hace apenas dos meses por la Legislatura fueguina. En especial su apartado 1), este Artículo dispone que "Cada Parte tomará medidas adecuadas en el ámbito de su competencia para asegurar el cumplimiento de este Protocolo, incluyendo la adopción de leyes y reglamentos, actos administrativos y medidas coercitivas".
Pero los alcances del Artículo 18 de la Ley Provincial 585/03 será materia de un análisis especial.
El Artículo 14 dispone acerca de Inspecciones y Observadores.
El Artículo 15 sería el último de real interés operativo para Tierra del Fuego, ya que se refiere a las ACCIONES DE RESPUESTA EN CASO DE EMERGENCIA por lo que, en virtud de nuestra privilegiada posición relativa, tenemos todas las características para constituirnos en plataforma operativa de servicios especializados en emergencias medioambientales, complementarias a las que desarrolla la Armada Argentina.
Por su parte, los Artículos 16 al 27 son de forma y abarcan Responsabilidad, Informe Anual de Partes, Solución de Controversias, Firma, Ratificación, etc.etc.
Cumplida la obligación de tediosa lectura de subrayar los aspectos más importantes de un instrumento jurídico fundamental, como el Protocolo de Madrid, el próximo martes seguimos con un análisis más dinámico de aplicabilidad.
El Observatorio - 2 de Diciembre de 2003
Daniel Leguizamón
Antártida: un breve repaso de este ciclo
El 2003 se va terminando y con este número vamos poniendo fin a este ciclo de opinión, llamado El Observatorio, que para mi ha resultado altamente gratificante, por la experiencia en sí de escribir en un diario, pero más aún por la inesperada repercusión que ha tenido en círculos muy diversos, tanto en la provincia como fuera de ella.
Aunque me consta que no es precisamente un tema marketinero ni con alto "rating" dentro de nuestra comunidad, realmente disfruto mucho de poder expresar ideas y conceptos sobre un tema de esta naturaleza y como siempre digo a quien me quiere escuchar, el turismo ha sido mi trabajo (y lo quiero entrañablemente) pero la Antártida ha sido una verdadera pasión que comenzó hace 27 años, cuando realicé como voluntario mi servicio militar en la base Marambio en el Escuadrón Helicópteros.
Desde ese entonces, siempre estuve en contacto con el fascinante mundo del continente blanco, pude volver en otras ocasiones y fundamentalmente, tuve la libertad y la voluntad de formarme con la cabeza lo más abierta posible, lo que derivó en una creciente obsesión por ver a nuestra Argentina como un país verdaderamente respetado e influyente en el escenario internacional, algo que jamás se va a conseguir por la vía de la prepotencia gestual, de la victimización tanguera ni de la declamación estéril, sino en base a un genuino prestigio bien ganado a partir de acciones y posturas lúcidas.
Raconto
Para cerrar el ciclo, es buen momento para hacer un repaso a los conceptos más importantes.
Como primer punto y absolutamente fundamental, insisto en el ejemplo de la "Carpeta Blanca y la Carpeta Negra" que me resulta muy útil para ilustrar conceptualmente que se debe hacer y que no.
En la carpeta blanca se acumularán todos los precedentes útiles que les servirán a nuestro país para consolidar una sólida plataforma de negociación, en tanto que en la carpeta negra todos los que jueguen en contra de nuestros derechos e intereses.
Como el destino del continente antártico se va a resolver en una gran mesa de negociaciones dentro de muchos años, tenemos que tener la claridad conceptual para entender que cada acción que realizamos, sirve únicamente si es capaz de agregar un precedente útil a la "carpeta blanca", donde estarán todos los antecedentes que le permitirán a la Argentina edificar el grado de sustento político y técnico necesario para generar situaciones favorables a nuestros fundamentos e intereses.
Nadie dude que los países que tienen intereses encontrados con los nuestros están guardando prolijamente nuestros deslices, mamarrachos, fantochadas y demás precedentes negativos en la "carpeta negra" y no hay motivo para pensar que no los van a agitar al momento de las negociaciones para intentar desnaturalizar o relativizar los fundamentos que tiene nuestro país, cautelados por el Artículo IV del Tratado Antártico.
Qué mejor para debilitar nuestra posición que mostrar que por pura idiosincrasia, hemos sido un país que no ha sabido o no ha querido manejarse a la altura de la letra y el espíritu del propio Tratado del cual hemos sido ni más ni menos que fundadores y signatarios...
Creo que este punto es suficientemente fácil de entender: la consigna es nutrir la "carpeta blanca y cuidarse de no alimentar la "carpeta negra".
¿Cómo hacerlo?
A través del CONOCIMIENTO. En este caso un conocimiento profundo del Sistema del Tratado Antártico y de la lógica internacional que gravita en su desenvolvimiento.
El peor pecado que podemos cometer, ya sea por desconocimiento o por cualquier otra causa, es disponer recursos, esfuerzos y expectativas en acciones que no reporten a la "carpeta blanca"
La cuestión económica
Otro punto importante es la cuestión económica.
Si una ciudad ubicada al doble de distancia (Hobart) y frente a un sector de la Antártida donde hay muy pocas bases internacionales logra ingresos por 80 millones de dólares anuales dando bienes y servicios a terceros países (a toda furia, en TDF entra la tercera parte por vía del turismo)...¿Porqué razón no lo podemos hacer nosotros, que estamos en un punto absolutamente estratégico y frente al sector donde más actividad internacional se realiza?
La respuesta es sencilla: Por mentalidad!
Todavía no nos "cayó la ficha", por lo tanto estamos en el estadío de miopía aguda temporal, que nos lleva a subestimar o ignorar su potencial.
Pero igual que con el turismo, "la ficha va a caer" y entonces será momento de la avalancha del entusiasmo y la suficiencia que nos caracteriza...
Sólo es cuestión de hacer lo posible para que la ficha caiga lo más pronto que se pueda...
Cosas buenas que han pasado
Durante este año han sucedido unas cuantas cosas buenas que auguran un cambio esperanzador.
No puede dejar de mencionarse la llegada del Dr. Mariano Mémoli como Director Nacional del Antártico, porque con su perfil de tipo más cómodo en el hacer que en el de parecer, ha producido un giro sustancial en la relación y en la valoración de Tierra del Fuego como punta de lanza de una política antártica coherente. Esto complementa la siempre excelente predisposición de la Dirección General de Antártida de Cancillería a través de su titular, Ministro Rubén Patto, de la actual Secretario, Consejera Vanina Yanino y de un personaje excepcional que ha tendido cuanto puente ha podido, el ex Secretario y hoy gran amigo Gabriel Servetto, que en unos días más parte con su familia para asumir una responsabilidad consular en el exterior.
En el ámbito local, el interés y la apertura del nuevo Comandante del Area Naval Austral, Cap. Gustavo Trama, abre puertas inéditas en relación al desarrollo concreto de Ushuaia como plataforma antártica de primera magnitud.
Otro dato altamente trascendente es la sanción por parte de la Legislatura local de la Ley 585/03 de Política Antártica Provincial, que a medida que se vaya entendiendo y aplicando su contenido conceptual y funcional, va a constituir una herramienta fundamental para sustentar una política de vanguardia en materia antártica.
Merece una mención especial las acciones emprendidas con mucha fuerza y convicción por la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco, así como la participación franca y decidida por primera vez en la historia de las Cámaras de Turismo, de Comercio, de la Construcción y de Operadores Portuarios, e incluso el Museo Marítimo y CADIC, para respaldar la sanción de la Ley Antártica Provincial y el Programa Global Antártico.
Entre otras gratas sorpresas, no puede dejar de destacarse el interés de los miembros del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia por involucrarse y contribuir desde el plano institucional con los intereses provinciales y nacionales en materia antártica, de la Fundación Hayas, como de un importante número de escuelas que se han interesado en compartir con sus alumnos criterios de avanzada.
Por último, es también una sorpresa la repercusión que ha tenido este espacio en personas y ámbitos variados.
El 2004
El 2004 viene cargado de muy buenas expectativas.
Existen señales concretas del gobierno que asume el 10 de enero de darle una fuerte entidad al tema antártico, lo que va a permitir capitalizar convenientemente la excelente predisposición del gobierno nacional.
Por su parte, la decidida irrupción de la Universidad, organizaciones intermedias y otras instituciones de la provincia en la escena antártica, aportan la base de sustento ideal para generar una sólida plataforma desde la cual edificar la "cultura antártica" que se necesita para un proceso consistente.
En fin...creo que vamos por buen camino.
Agradezco infinitamente a los directivos de El Diario del Fin del Mundo el espacio brindado para difusión de un tema de esta naturaleza y si así lo disponen, el próximo año continuaremos con la columna El Observatorio.
Y a quienes han tenido interés y paciencia para seguir esta columna.
Felices Fiestas y excelente 2004!